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Ramón Aguiló

Escrito sin red

Ramón Aguiló

ITV

Nos ha pillado con la guardia baja la noticia de la existencia en Mallorca de un mercado negro de citas para la revisión de vehículos

Nos hemos desayunado estos últimos días con las noticias que dan fe de que el gen nepotista de la clase política está activado. Nos hablan del hijo del presidente del Parlament, Vicenç Thomàs, licenciado en políticas, que ha sido de nuevo contratado por Francina del amor infinito, con un respetable sueldo de unos 50.000 euros. La familia, lo primero. La primera autoridad política de las islas contrata al hijo de la segunda. La jefa del ejecutivo tiene al jefe del legislativo cogido por los genes. Hemos conocidos casos igualmente justificados en el pasado, sea la colocación de la novia del conseller de Turismo del PP, la novia del jefe de prensa del Antich, el nombramiento de Juli Fuster por su esposa consellera de Salut, o el otro Thomas, el gurú de Santany. Era el amor, frente al cual no hay barreras de escrupulosidad moral que valgan, el amor todo lo vence. Y no hablemos del amor infinito que emana de Armengol e impregna nuestros corazones de gratitud infinita hacia la lideresa que rige nuestros destinos. Si de tal forma procede, afrontando las previsibles críticas de los fracasados que rezuman resentimiento, es por la convicción de que un gobernante de progrés debe priorizar la eficacia del servicio público que se consigue con tales incorporaciones por encima de la vanidad de ser calificada como una gobernante esclava de la ejemplaridad, esa petulante fantasía de los moralistas.

Pero también nos han hablado del nombramiento de Antich, del dos veces alternas president del govern, como "comisionado autonómico" del govern en Madrid, eufemismo de cobro sin trabajo. El disfrute de su anterior cargo como senador autonómico ha tenido que ser sacrificado por la necesidad de asegurar la estabilidad del ejecutivo pactando con Més el nombramiento para esta sinecura de Vicenç Vidal. Yo comprendo que para Antich volver a su puesto de funcionario municipal, después de años y años en el Senado, donde su labor política ha sido trascendental para el lugar privilegiado que nuestra comunidad disfruta en el concierto autonómico, tiene que ser, si no humillante, sí desconsiderado para uno de nuestros legendarios dirigentes. Si el papel de delegado del gobierno, debido al diálogo directo entre las administraciones central y autonómica, ha quedado relegado al de jefe jerárquico de las Fuerzas de Seguridad del Estado, no alcanzo a vislumbrar la extraordinaria complejidad de las funciones del nuevo comisionado, cuyo elevado sueldo vamos a pagar con nuestros impuestos. También hemos sabido de Unidas Podemos y uno de sus máximos ideólogos, el madrileño Jarabo, que, haciendo efectivas sus proclamas contra la casta, decidió nombrar a un compañero de revolución presidente de la funeraria, adjudicándole un sueldo superior a los 80.000 euros, muy superior al del alcalde Hila, que, no sabemos si cabreado por el sorpasso dinerario o por la generosidad rumbosa del revolucionario a cuenta del contribuyente, ha hecho uso de su condición de presidente nato de todos los muertos y ha acabado con la primera aventura municipal del independentista catalán madrileño.

En ésas estábamos, sobrecogidos por el desalojo de funcionarios del ayuntamiento para dar cálido cobijo al multitudinario ejército de mercenarios políticos del PSOE, Més y UP, escogidos como directores generales, coordinadores y demás profesionales imprescindibles para asegurar la regeneración de la vida política (un sintagma tan repetido y jaleado como el de la revolución pendiente de los falangistas a lo largo de cuarenta años de dictadura nacional-católica), cuando nos ha pillado con la guardia baja la noticia de la existencia en Mallorca de un mercado negro de citas de ITV (Inspección Terrorífica de Vehículos) de más de 100 euros para cada una, para sortear la demora existente para pasar la revisión hasta mediados de diciembre. Según el conseller de movilidad, Iván Sevillano, se han liberado casi 15.000 turnos a partir del 15 de agosto para hacer frente a la emergencia. El tal mandamás ha solicitado responsabilidad a conductores y empresas, cuando el más mínimo sentido común aconsejaría, no una solicitud sino una exigencia de responsabilidad a un Consell Insular, que, con tanta figurera exige ser considerado como el auténtico gobierno de Mallorca; que, tras las presidencias fulgurantes de Francina del amor infinito y Miquel Ensenyat esto no va a quedar así, trata a los mallorquines no como ciudadanos sino como súbditos de una isla bananera. Si no cómo se explica que el trámite de la ITV no sólo signifique, tras la cita concertada, un mínimo de hora, hora y media, de cola al aire libre, bajo un sol inclemente en verano, un frío glaciar en invierno, sobre todo para motoristas, también ahora, estar sometido al estrés acostumbrado para conseguir cita, sea en el INSS, Son Espases, la ejecutiva de recaudación, Tráfico, con la seguridad de que si te pilla la policía municipal o la Guardia Civil sin haber podido pasar la inspección, te cae una multa de 200 euros. Yo no creo ni en la regeneración que nada regenera, ni mucho menos en el asalto a los cielos que prometen unos bochornosos revolucionarios que, en el último minuto y en presencia de toda España, pretenden regatear el precio de su entrada en el gobierno renunciando a un ministerio de Trabajo a cambio de unas ayudas al empleo, competencia de las autonomías. Por no creer ya ni creo que sea posible que se nos trate como a ciudadanos respetables a cuyo servicio deberían estar las administraciones públicas. Así funciona la partitocracia: privilegios para la élite, reaccionaria o revolucionaria, da igual, humillante trato para los ciudadanos.

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