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Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

El PSOE, cada vez más ancho

Después de que Pablo Iglesias bloqueara el ascenso de Irene Montero a vicepresidenta del Gobierno, el CIS balsámico vuelve a confortar a Pedro Sánchez, a constatar que es el candidato favorito de los españoles. O que lo era, antes de fracasar por cuarta vez consecutiva en una votación de investidura. Para quienes insisten en culpar a José Félix Tezanos de predecir con acierto las sucesivas victorias socialistas, los datos colaterales de su barómetro confirman que el PSOE se encuentra cada vez más ancho, tras haber confinado a sus tres perseguidores inmediatos en el apretado margen de dos puntos porcentuales. O el brujo ha falsificado toda la encuesta, o la mayoría de partidos tienen motivos para preocuparse.

Aunque le duela al espejito mágico de Sánchez, el CIS demuestra que se elige al PSOE por descarte, ante el descontento mayúsculo de los sondeados con el conjunto de formaciones. Los socialistas son tolerados, sin dejar de compartir con los otros cuatro odiados partidos estatales la condición de mayor plaga de la ciudadanía. El porcentaje de personas que bajo ningún concepto votaría a alguna de las siglas en liza se ha disparado hasta cerca del cincuenta por ciento en todas ellas. Menos una, con amplias praderas a explorar.

Resulta curioso que el PP rezongue hasta hoy mismo que no puede elevar por abstención a Sánchez, porque "no es de fiar". De acuerdo, pero un 84 por ciento de los encuestados proclaman que esa categoría corresponde a Pablo Casado, al que consideran digno de "poca" o "ninguna" confianza. Nueve de cada diez. El candidato socialista le triplica entre quienes le profesan "mucha" o "bastante" confianza. Esta proporción concuerda con la relación de voto entre socialistas y populares. De nuevo, antes de una investidura fallida que castigará al PSOE, por guiarse por el CIS volátil en lugar de aplicar el veredicto de las urnas. Ha desperdiciado su inmensa ventaja.

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