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'Gaudeamus igitur'

"Estudia, estudia que tendrás así el futuro garantizado". Bajo este corolario crecimos los que conocimos en versión original La bola de Cristal, presentado por Alaska, cuando no se llamaba Olvido y que, por tanto, pertenecemos a los que ya hemos dado la vuelta a nuestro jamón particular, es decir, hemos pasado nuestro cenit natural. En el fondo, la pregunta es si, tras la Gran Recesión, este axioma realmente continúa estando vigente o ha pasado a mejor vida, como parece insinuar la fuga de cerebros sufrida en nuestro país en nuestro pasado reciente.

Mi opinión es que sigue siendo una de las mejores opciones, aun teniendo en consideración que no son buenos tiempos para la lírica; pero los datos muestran otra foto diferente que conviene analizar.

Tomando como fuente al INE, se han recogido para España y Balears la población residente entre 15 y 50 años y la población universitaria, para medir el peso de ésta última. De lo anterior resulta que, en 2002, era del 6,3% en España y del 2,25% en Balears. En 2008 esos porcentajes se mantienen, pero en 2018 bajan a un 5,9% y 1,9% respectivamente.

En Balears, el peso del sector turístico ya es un argumento conocido e histórico para justificar la rapidez con la que los jóvenes entran en el mercado laboral, en perjuicio de su formación, lo que trae como consecuencia contar en nuestra economía con personal poco cualificado y, por tanto, poco productivo.

Para ver cuantitativamente la consecuencia directa de lo anterior, a nivel estatal, se utilizarán dos variables económicas. La primera, el coste laboral unitario, cociente entre la retribución por asalariado y la productividad por trabajador (serie en índices base 2010 = 100) y, por otro lado, la propia productividad del factor trabajo (en euros), todas ellas tomadas de la base de datos AMECO.

Para fundamentar los resultados se han comparado con los de Alemania, por ejemplo, ya que con otro país del sur de Europa los resultados no diferirán de los propios. En 2002 el valor índice del coste laboral unitario de España era de 98,83 y Alemania 103,48. En 2014, salida de la Gran Recesión, los valores son 95,70 y 100,90 respectivamente y en 2018, en España baja a 93,67 y Alemania sube a 101,97.

En términos de productividad por trabajador, en 2002 España superaba a la media europea en 560 euros, Alemania en 6.120 euros. En 2014, los valores son 2.970 euros y 4.490 euros respectivamente y en 2018, España supera la productividad por trabajador media de la UE en 1.030 euros y Alemania en 3.620 euros.

En definitiva, lo que reflejan los datos anteriores es que nuestra fórmula de ser un país productivo es la de salarios bajos y, por tanto, sin necesidad de personal cualificado; como demuestran las variables analizadas; totalmente diferente al modelo alemán basado en una economía productiva con un comportamiento creciente del coste laboral unitario.

Algo no hacemos bien y, seguramente tiene que ver con la pérdida de peso de la población universitaria en relación con la población residente. Por tanto, se ha de considerar ésta como prioritaria, si lo que se quiere es una sociedad más productiva.

Por cierto, si atendemos al acuerdo normativo del 10 de mayo de 2018 del reglamento académico de la UIB, en concreto en su artículo 9, se abre la posibilidad de poder empezar un grado para aquellos que no tengan la selectividad. Si, es así, se facilita el acceso a la formación superior. Por tanto, ya no es excusa no tener selectividad para aprender y cantar el Gaudeamus igitur.

* Jefe de infraestructuras y profesor de la Escuela Universitaria de Turismo Felipe Moreno

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