Que España es una de las potencias mundiales en materia de turismo nadie lo duda. Lo que no está tan claro es si podremos mantener este liderazgo durante muchos años y a costa de qué. Y es que no hay que obviar que España se ha beneficiado en los últimos tiempos de un turismo prestado por situaciones coyunturales como la Primavera Árabe y el terrorismo en algunos países de la zona.

Recientemente, el INE ha publicado los últimos datos de llegadas turísticas, en el que se recoge el número de visitantes que ha recibido España en los cinco primeros meses del año: hasta un total de 29,3 millones de personas, un 2,7% más que en el mismo periodo del ejercicio anterior.

Sin duda, son unos datos para sacar pecho, así como del gasto que han efectuado estos turistas en sus viajes a España entre enero y mayo de este año, que ha sido de un total de 30.684 millones de euros, un 3,8% más en tasa interanual, de acuerdo con los datos del instituto estadístico español.

Según dichas cifras, todo parece indicar que España volverá a batir este año el récord de turistas, lo que es una buena noticia para todos y también para las compañías alquiladoras ya que la ecuación no miente: a mayor número de turistas, mayor necesidad de movilidad.

Pero no todo son llegadas, también es importante dar a conocer dónde se queda la inversión que hace el turista a lo largo de su estancia en España. Y es que nuestro país cuenta con una gran variedad de oferta a nivel turístico para todos los gustos, entre la que está la opción de alojarse en un "todo incluido".

Es aquí donde aparece, o más bien desaparece en este caso, la importante labor que realiza el rent a car en la distribución territorial de la riqueza. Sí, distribución de la riqueza. Y es que este sector con su fuerte capilaridad geográfica, con más de mil establecimientos repartidos por todo el territorio es una fuente de dinamismo para las economías locales.

Para muestra un botón: las cinco grandes compañías del rent a car en España aportan al PIB nacional 5.000 millones de euros, al tiempo que generan 29.000 empleos directos e indirectos.

Es una evidencia que sin hoteles o bares no hay turismo, pero no parece tan evidente para los poderes públicos que sin movilidad no hay turismo. El turismo de resort deja ingresos pero perjudica a la economía local, ya que el dinero del turista no se mueve y se queda paralizado en los complejos hoteleros.

Es decir, la "pulserita" está muy bien, pero todos los beneficios se los queda la cadena hotelera por lo que no se distribuye el gasto del turista, el cual padece el síndrome de Estocolmo durante una semana, con todas las comodidades a su servicio, eso sí, entre cuatro paredes y, con suerte, algunas calles aledañas.

Por ello, merece la pena recordar, sobre todo a las autoridades locales, que el sector del rent a car es un distribuidor de la riqueza por todo el territorio, así como un dinamizador de la economía local, solventa problemas de movilidad de los turistas y todo ello con la flota más joven, más descontaminante y con el último equipamiento en seguridad.

Dos modelos que se pueden poner como ejemplo: Balears y Canarias. Mientras que el primero se caracteriza por tener un turismo más exclusivo y con menos resorts, el segundo es el exponente de los alojamientos del "todo incluido". Sin embargo, mientras el primero obligan a las compañías de rent a car a la electrificación de sus flotas en plazos incumplibles, el segundo incentiva el cambio hacia la movilidad eficiente diciendo adiós al IGIC en la compra de vehículos híbridos y eléctricos. Cada uno con su idiosincrasia y forma de ser, pero ambos con problemas, de una índole o de otra, pero todos girando entorno a la movilidad, la palabra clave.

Desde determinados sectores baleares se ha acusado a los rent a car de ser los responsables de la masificación de turistas y se han llegado a plantear la limitación del número de vehículos de rent a car. Todavía son muchos los que siguen sin darse cuenta de que no existe el turismo sin la movilidad. Esperemos que no sea demasiado tarde cuando tomen conciencia.

Además, hay que tener en cuenta que la flota de la que dispone el sector del rent a car en Baleares corresponde a poco más del 10% del total de vehículos que conforman las islas, según un estudio del propio Govern. Dicho esto, sería conveniente pararse a pensar un poco más en las consecuencias que podría acarrear la falta de alternativas de movilidad para los turistas ¿la cancelación de reservas? Ya existen precedentes en este sentido en el archipiélago, aunque ahora la memoria flaquee.

Por su parte, el modelo de Canarias provoca un abaratamiento de los precios, que es la pescadilla que se muerde la cola, ya que el exceso de ofertas All Included genera una gran competencia entre los operadores hoteleros para ofrecer más al menor precio, lo que acaba fomentando un turista más afortunado que productivo.

Este es el recorrido que hace la inversión del turista durante el tiempo que se aloja en España. Si queremos seguir siendo un exponente del turismo mundial hay que otorgarle a la movilidad el papel protagonista que esta realmente tiene en este sector. Turismo y movilidad están condenados a entenderse, mejor ponérselo fácil.

* Director corporativo de Aneval (Asociación coches de alquiler)