Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

En verano también daños colaterales

Son las mujeres forzosamente inactivas en las temporadas media y baja, pero hiperactivas laboralmente en pleno verano

No, no voy a comentar ni valorar la ya viva temporada alta turística que, de momento, presenta una preocupante desaceleración de su actividad con sus lógicas repercusiones en la rentabilidad empresarial y social. No voy a insistir en el riesgo de continuar anclados en un modelo turístico fundamentado en una actividad extensiva e intensiva de escasos meses y con ocupación máxima, que conlleva daños colaterales. La solución no es fácil, pero negar el diagnóstico puede significar un grave error.

En estas líneas, siguiendo las monografías que cada año dedica la Fundació Gadeso a nuestra realidad turística, voy a referirme precisamente a los daños colaterales que sufre un colectivo significativo, no el único, especialmente en verano debido en gran parte al vigente modelo productivo. Me refiero concretamente al colectivo de las mujeres forzosamente inactivas (en paro o fijas discontinuas) en las temporadas media y baja, pero hiperactivas laboralmente en pleno verano.

Según los datos publicados en Quaderns Gadeso nº 372 (ww.gadeso.org) la temporada alta crea empleo intensivo y ofrece posibilidades de mayor empleo a las mujeres. De los repetitivos trabajos que se les ofrecen año tras año, sólo un 11% los considera satisfactorios y un 72% con excesivas cargas (vgr. las Kellys). Un 78% trabajan durante el verano para complementar el salario familiar, y un 45% también para poder "hacer frente a compromisos económicos adquiridos" como puede ser la hipoteca. Y para más inri un 96% de las mujeres activas laboralmente consideran muy "complicado compaginar su vida laboral con la familiar, distorsiona cualquier posibilidad de planificar mínimamente el cuidado y atención de los hijos, el disfrute de un tiempo mínimo de ocio compartido con su familia, así como las labores del hogar. Y como puede constatarse en el gráfico 8 de Q.G. 372, tales situaciones se agravan año tras año no sólo por el carácter temporal de la contratación, sino también y principalmente por el aumento de su precariedad (contratos a tiempo parcial de corta e imprevisible duración, sustituciones,...).

Su máxima actividad laboral coincide con las vacaciones escolares de los hijos/as. El primer daño colateral es no poder compaginar su vida laboral y familiar, ni compartir (ni tan siquiera a tiempo parcial) las vacaciones escolares de sus hijos/as. ¿Quién o quiénes pueden responsabilizarse de los hijos? Se puede acudir a la denominada "familia extensa" (abuelos, hermanos?). No resulta extraño que los hijos/as pasen parte de sus vacaciones con sus familiares residentes en la península. Pero dicha sustitución no siempre es posible, porque tales redes familiares también se encuentran en situaciones similares o simplemente porque no existen (especialmente entre familias inmigrantes). Mientras, las escuelas infantiles públicas cierran; así como los comedores escolares. Últimamente parece que, gracias a la presión ciudadana, se reconsideran algunos cierres de comedores escolares y de escuelas infantiles. Y los adolescentes quedan al pairo, en muchos casos con necesidad de recuperación escolar y huérfanos de una oferta pública de actividades lúdicas, deportivas. Un 73% manifiesta que no tiene información relativa a actividades infantiles/juveniles organizadas por organizaciones públicas. En contraste llama la atención la gran oferta de actividades (deportivas, campamentos, recuperación de estudios?) a cargo de empresas privadas, naturalmente de pago.

Por añadidura tales daños colaterales, además de sus graves consecuencias estructurales en el ámbito familiar y en el desarrollo presente y futuro de sus hijos/as, afectan doblemente a la mujer. Un 36% declara que no goza de tiempo libre para ella misma y/o para dedicarlo al descanso y/o a sus aficiones. Sólo un 12% declara que puede "mantener unas relaciones familiares normales"; entre otras razones porque la mujer, además de trabajar con frecuencia en condiciones precarias, sigue siendo la "responsable" de la atención y cuidado de sus hijos, así como de todas las labores anejas al hogar familiar (véase gráfico 4 de Q,G. 372).

Por desgracia y con excesiva frecuencia tales daños colaterales, como en las guerras, se consideran inevitables.

Compartir el artículo

stats