Los comienzos de la década de los sesenta eran tiempos de creciente presión comunista. Estados Unidos necesitaba un golpe de efecto para recuperar el liderazgo tecnológico después de que la URSS había conseguido ser el primer país en poner un satélite (el Sputnik en 1957) y un hombre (* Yuri *Gagarin en 1961) en órbita alrededor de la Tierra. Eran los tiempos de la Guerra Fría, un enfrentamiento a nivel ideológico y económico entre los dos bloques antagónicos liderados por los Estados Unidos y la Unión Soviética. Los Estados Unidos esgrimían la doctrina del peligro de quedar rodeados de una constelación comunista en la cual Vietnam del Norte podía ser una pieza más de la cadena de países que irían cayendo. El presidente Johnson había impulsado la guerra del Vietnam y el joven presidente Kennedy, elegido el 1960, siguió apoyando al régimen de Vietnam del Sur. En abril de 1961, Estados Unidos había sufrido una dura humillación al intentar invadir Cuba para derrocar el gobierno de Fidel Castro, aliado de la Unión Soviética. Una operación preparada por la CIA y dotada de un importante operativo militar, que acabó, por el bando asaltante, en 114 bajas mortales y 1.189 prisioneros, que en poco tiempo fueron juzgados por traición y condenados a treinta años de prisión.

El 25 de mayo de 1961, el presidente Kennedy, firmó unas instrucciones para realizar un alunizaje tripulado que tenía que devolver los astronautas a la Tierra, antes de que acabara la década, diciendo que "elegimos ir a la Luna no porque es fácil, sino porque es difícil". Aunque John Kennedy fue asesinado el 1963 el proyecto siguió adelante.

La llegada a la Luna en 1969 se produjo en unas condiciones Internacionales también complejas. El año 1965, la población y la mayoría de los medios de comunicación todavía estaban a favor de la intervención en Vietnam. La actitud de los periodistas empezó a cambiar con motivo de las matanzas que pudieron mostrar. El movimiento pacifista, con pruebas de la brutal guerra contra la resistencia de las guerrillas, influyó en el cambio de actitud de varios políticos que empezaron a tener dudas de poder ganar la guerra y en 1967 declararon la imposibilidad de que la guerra se pudiera ganar. La carencia de apoyo popular fue una de las causas de la derrota de los Estados Unidos.

El nuevo libro 1968. El año en que el mundo pudo cambiar, del profesor del King's College de Londres, Richard Vinen, afirma que Vietnam cambió el tono de la política en la década de 1960; concentraba los conflictos sobre raza, imperialismo, militarismo y capitalismo. Los movimientos subversivos en las universidades europeas (Francia, Reino Unido y Alemania principalmente) tuvieron sus orígenes en los Estados Unidos, donde confluían la oposición a la guerra de Vietnam, la creación de una nueva izquierda y el poder negro. La radicalización atrajo jóvenes europeos a estudiar en los Estados Unidos, cuna de la contracultura. Violencia, drogas, agitación estudiantil, culto hippy y pornografía eran signos de progreso.

El abril de 1968 Stanley Kubrick estrenó la película 2001: Odisea del Espacio, basada en la novela de Arthur Clarke y rodada en el Reino Unido, que marcó un hito por su estilo de comunicación visual, sus efectos especiales, su realismo científico y las proyecciones vanguardistas. Para muchos sigue siendo la mejor película de ciencia ficción que se ha rodado nunca. Mostraba la existencia de vida extraterrestre y el comportamiento de un miembro de la tripulación muy especial, el ordenador HAL de la serie 9000, que estaba orgulloso de ser "infalible e incapaz de equivocarse". La película contribuyó a crear interés por las actividades espaciales y por la inmediata llegada del hombre a la Luna. En 1991, la película fue considerada "cultural, histórica y estéticamente significativa" por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos y seleccionada para su preservación en el National Film Registry.

¿Cómo consiguieron los americanos

enviar el hombre a la Luna?

Las breves instrucciones del presidente Kennedy no dejaron de lado ninguno de los elementos esenciales de cualquier programa. Un objetivo y un plazo claramente definidos, y un presupuesto para su ejecución. Sirvieron para poner en marcha el Programa Apolo, de gran envergadura y muy bien gestionado.

El plazo era relativamente corto y el primer desafío fue de carácter organizativo. El director de NASA, Dr. Mueller, en una conferencia en la Real Academia de Ciencias, en Madrid, nos explicó cómo resolvieron las dificultades de pasar de gastar 200 millones de dólares anuales a gastar entre 2.000 y 6.000 anualmente: un auténtico desafío. El trabajo se dividió entre cuatro Centros Espaciales independientes, coordinados desde la sede central de NASA, con unas líneas claras de autoridad y responsabilidad.

El Centro Espacial de Houston, encargado del diseño y desarrollo del cohete de lanzamiento del Apolo 11, estaba dirigido por Wernher von Braun, el famoso ingeniero alemán que había desarrollado los cohetes V2 que, al final de la Segunda Guerra Mundial, sembraron el pánico en Bruselas y en Londres, donde cayeron más de 2.000 de estos cohetes. Él y centenares de sus colaboradores, habían sido reclutados por los americanos en 1955 ofreciéndoles la amnistía de haber colaborado con el régimen nazi. El cohete lanzador del Programa Apolo fue el inmenso Saturno V que, con una altura de 110 metros y un peso de 2.000 toneladas, todavía es el cohete más grande que se ha construido nunca.

El desarrollo de los módulos espaciales que tenían que integrarse en el Saturno V, fue asignado al Centro Espacial más antiguo de NASA, en Alabama, dirigido por Bob Gilruth. El tercer Centro, para la integración de los módulos con el cohete y para realizar el lanzamiento del mismo se creó en Cabo Cañaveral, Florida. Y, finalmente, un cuarto Centro Espacial al norte de Washington, desarrolló una red de estaciones de seguimiento de vuelos espaciales, de extensión mundial, en la que España fue un punto muy importante.

Adicionalmente, se tomaron decisiones fundamentales, como el perfil del vuelo, la estrategia de probar sistemas y componentes simultáneamente en un conjunto de pruebas tanto en Tierra como en vuelos alrededor de la Tierra, y la creación de un Comité Asesor de Ciencia y Tecnología para asegurar que se incorporaban al Programa Apolo todos y los mejores conocimientos científicos existentes. Este Comité Asesor estuvo formado por una docena de distinguidos científicos e ingenieros, bajo la presidencia del Dr. Charles Townes, inventor del láser y Premio Nobel. Un trabajo especialmente importante fue reclutar las personas más adecuadas por los lugares de trabajo clave de esta organización.

Las fases más relevantes

El Programa Apolo contemplaba llegar a 20 misiones, pero, habiendo logrado el objetivo de llegar a la Luna, se canceló con el Apolo 17, que batió récords como los de permanencia y distancia recorrida sobre la Luna, y el del peso de las rocas llevadas de retorno.

Como casi todas las conquistas humanas, la espacial también se ha cobrado sus víctimas. En enero de 1967 la NASA sufrió la primera tragedia. Un incendio durante unas pruebas en Tierra de la nave espacial, causó la muerte de los tres astronautas. El accidente estuvo a punto de abortar el Programa Apolo.

Después de la llegada a la Luna, se produjeron algunos accidentes más: en 1971 tres astronautas murieron cuando la cápsula espacial volvía a Tierra, en 1986 el transbordador espacial 'Challenger' explotó durante el lanzamiento muriendo los siete astronautas y en 2003 el transbordador 'Columbia', igual al anterior, se desintegró al entrar en la atmósfera terrestre y murieron sus siete astronautas.

Continuará:

Parte 3. Repercusiones del programa Apolo en la vida en la Tierra

Doctor Ingeniero Aeronáutico - MBA