Diario de Mallorca

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Mis amistades, actualmente, están divididas en dos grupos: categoría A, aquellos que usan la aplicación The Pattern; categoría B, los que no la usan. The Pattern (en español "El patrón", aunque sólo esté disponible en inglés), para cualquier persona que no la conozca, es una app astrológica en la cual el usuario, al registrarse, ingresa la fecha, ubicación y hora de su nacimiento para a cambio obtener un completo desglose de su personalidad y una guía de "sincronización" que analiza los ciclos de la vida y en qué momento uno se encuentra.

Para aquellos refuseniks de la categoría B, he identificado tres razones diferentes. Están los cínicos intelectuales que piensan que las personas que creen en los horóscopos (aunque The Pattern no vaya de signos del zodiaco) son idiotas crédulos. Hay otros quienes temen que se les diga "algo" que arruinará su vida. Y, finalmente, están los objetores de conciencia --mi tipo menos favorito, porque sé que tienen razón y me hacen sentir mal conmigo mismo por participar en el juego-- que nunca hacen nada y jamás usarían algo como The Pattern porque están demasiado preocupados por la ética, la información, la privacidad, la felicidad, el mundo actual desconectado del individualismo, bla, bla, bla.

En la categoría A (participantes, yo incluido) también hay varios motivos. El más común es la supuesta búsqueda del autoconocimiento, los que defienden el argumento de que conocerse a uno mismo es ser responsable por uno mismo. Otra subcategoría de "astrófilos" son los que miran a las estrellas, los espíritus y los grandes desconocidos como si fueran un asistente personal que les ayuda a programar su vida. Por suerte, a pesar de todos mis defectos, no pertenezco a ese grupo y, aunque tengo curiosidad acerca de cómo mi identidad astrológica podría manifestarse en mi vida y en mis relaciones amorosas y con amigos, nunca tomaría decisiones basadas en estos hallazgos. Una conocida, Nathalie, a quien recomendé la aplicación, decidió que no era para ella debido a que su naturaleza obsesiva la llevó a pasar una mañana entera mirando imágenes de Ryan Gosling hasta el punto de que Google se quedó sin fotos de él. Mi otro amigo Jonny descargó la aplicación cuando estábamos tomando café y pasamos el resto de la tarde pegados a su teléfono, leyendo las predicciones de la pantalla mientras él sacudía gravemente la cabeza, como si fuera Ebenezer Scrooge enfrentándose a la imagen de su propia lápida.

Algunas personas me han dicho que encuentran que The Pattern es realmente útil para sus noviazgos. La aplicación tiene una función que le permite conectarse con conocidos incluso sin que ellos tengan la aplicación para así leer acerca de su compatibilidad y dificultades actuales y pasadas. Una amiga me dijo que ha sido como una "terapia de relación" para ella y su novio. "No entiendo cómo lo hace", dijo, "pero realmente nos ha abierto los ojos a los dos, o al menos nos ha permitido decir 'Esto que dice la aplicación parece ser cierto y deberíamos cambiarlo'". Desde la soltería, diría que la app te hace reflexionar y escuchar.

Mi teoría personal para explicar la popularidad de lo cósmico (cristales, piedras, astrología, psíquicos, curanderos energéticos?) es que vivimos en una civilización en estado de crisis por la ausencia de la religión. La vida es una cosa tan irrazonable e impredecible que no es de extrañar que en siglos pasados recurriéramos al Todopoderoso invisible para asegurarnos de que nuestra existencia seguía un patrón. En la vida moderna en la que Dios ha desaparecido para muchos, hay una vacante para lo divino. O, al menos, el Creador parece ser ahora compatible con la alienación de los astros.

Y aquí estoy yo, leyendo lo que The Pattern tiene que decirme hoy, explicándome que mi chica perfecta es confiada e independiente y que no será un anexo a mí ni yo a ella (un alivio, si resulta ser cierto). Estoy seguro de que mi patrón con The Pattern será como con muchas otras cosas temporales: obsesión, aburrimiento y eliminación de la app. Pero por ahora, me gusta la sensación de serenidad y sosiego que me brinda la aplicación en un mundo incontrolable y confuso. Típico de un acuario.

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