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Pilar Garcés

Fin de curso cara al sol

Buena la han liado los alumnos del colegio Aixa-Llaüt con su foto brazo en alto ante una bandera española. Me he acordado de Froilán en la plaza de Colón y de su hermana con el cerdo envuelto en la rojigualda

El festival de fin de curso más entrañable en Mallorca lo han protagonizado los chavales del colegio Aixa-Llaüt, que han subido a las redes sociales una foto de una veintena de ellos haciendo el saludo fascista junto a una bandera española con el logo de Vox. No se puede achacar la patriótica performance al recalentamiento craneal de los alumnos del elitista centro educativo, pues ellos no estudian en barracones como tantos de sus compañeros de generación que se instruyen en la enseñanza pública en Mallorca (barracones, una palabra que no se ha pronunciado durante la pasada campaña electoral). Disfrutan de unas instalaciones de primera categoría, y de un exigente plan curricular que no incluye valores antidemocráticos, como bien se ha aprestado a aclarar la directiva escolar, desvinculándose de la iniciativa juvenil. A los protagonistas de la imagen, como menores que son, no se les puede pedir cuentas, sobre todo al chico que levanta el brazo que no toca dejando muy claro que no se entera de la misa la mitad. El sindicato STEI ha pedido que los adolescentes no se conviertan en la diana, como tampoco el director del centro, quien en su opinión ha dado sobradas muestras de un talante "tolerante". Con todo, ha exigido que Educació investigue el hecho, puesto que Aixa-Llaüt en su calidad de concertado recibe fondos públicos, cosa que la conselleria hará. Que no pierdan el tiempo los inspectores. Si no son los estudiantes, ni el centro, ni los profesores, solo quedan los padres. Los padres como causa de cualquier descarrío. Ya se sabe que todo lo malo se aprende en casa, aunque se mande a los hijos a un colegio donde se segrega por sexos y adscrito al Opus Dei. Si en los hogares se educase como toca, los alumnos del colegio del Parc Bit formarían grupos de trap o de street dance, y representarían a Bertolt Brecht en el festival de fin de curso. Los mismos protagonistas del pequeño escándalo han dado una pista sobre sus influencias reales en las disculpas que han ofrecido al colegio por el follón generado. Han aprendido la lección y aseguran que no volverá a pasar. ¿Les suena? Efectivamente, es el lamento de don Juan Carlos tras el episodio de su accidente en la cacería de Botsuana. Muy inspirador.

Estos días se han reproducido hasta la saciedad imágenes de la puesta de largo de la nieta mayor de los Reyes eméritos, sobrina y ahijada del jefe del Estado, Victoria Federica de Marichalar. Un fiestón por todo lo alto en un palacete cerca de Madrid. Las fotos, difundidas en las redes sociales por los asistentes al acontecimiento, muestran a la quinta en la línea de sucesión al trono de España sujetando un regalo muy especial junto a un par de amigos: un cerdo vietnamita envuelto en una bandera de España. Si quien usara la enseña nacional para arropar a un gorrino fuese Willy Toledo ya tendríamos una gigantesca polémica y a la fiscalía estudiando si se ha producido un delito de ultraje a la rojigualda, pero en el caso de Vic, una joven de su tiempo que frecuenta toreros e influencers, pues solo es un rasgo de gran personalidad. A la fiesta no faltó su hermano mayor Froilán, que hace un par de meses se envolvía también en una bandera para ir a la famosa manifestación de las tres derechas en la plaza de Colón. Unos ídolos.

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