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Antonio Papell

Lo de Navarra

Es inobjetable que amplios sectores democráticos mantengan un cordón sanitario en torno a EH Bildu, a pesar de la legalidad formal del partido reconocida por los tribunales

Con cierto estupor ante las palabras gruesas que utiliza Navarra Suma para descalificar al adversario y tratar de que la presión consiga lo que los votos no han logrado, parece inevitable intervenir en este asunto en que la manipulación y la mentira se han adueñado de la realidad. Véase por ejemplo cómo describía este sábado La Vanguardia la situación poselectoral en Navarra, al comienzo de un magnífico reportaje de Carmen del Riego: "Casado reprocha a Sánchez los 'escaños inmorales' de EH Bildu". Parecería que Sánchez, y en su nombre el Partido Socialista de Navarra (PSN), han pactado ya o están a punto de pactar con EH Bildu -los sucesores de Batasuna, los mismos que encubrieron en su momento a los asesinos de ETA- el gobierno de la comunidad autónoma.

Veamos la situación. Ante todo, hay que poner de manifiesto -quienes no son navarros pueden no acordarse- que en Pamplona ya gobierna Navarra Suma -coalición de Unión del Pueblo Navarro, Partido Popular y Ciudadanos-, que obtuvo 13 de las 27 concejalías de la corporación municipal. Si fuera cierto que el PSN está dispuesto a pactar con EH Bildu, no gobernaría Navarra Suma porque EH Bildu, el PSN y Geroa Bai suman 14 escaños. Obviamente, ni el PSN ni tampoco Geroa Bai (una coalición formada por el PNV, Atarrabia Taldea y la asociación Zabaltzen), están dispuestos a ir de la mano de EH Bildu a parte alguna.

En la comunidad autónoma, la situación es la siguiente: en un parlamento de 50 escaños, Navarra Suma ha conseguido 20; el PSN, 11; Geroa Bai, 9; EH Bildu, 7; Podemos, 2, e Izquierda-Ezkerra, 1. Prescindiendo de los votos de EH Bildu, que efectivamente no pueden entrar en combinación democrática con las demás fuerzas, hay dos opciones posibles de gobierno: la de Navarra Suma (20 escaños) y la formada por los partidos de izquierda y nacionalistas moderados, es decir, el cuatripartito PSN, Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezkerra, (23 escaños). Ese cuatripartito es una fórmula que se parece mucho a la habitual de gobierno en Euskadi, la alianza de los socialistas con el PNV.

Entre ambas opciones, lo lógico es que los demócratas resuelvan sin permitir que EH Bildu condicione el desenlace, ni en un sentido ni en otro. Aunque lo que resulta evidentemente imposible es negar su existencia. No lo es, en cambio, actuar con la debida caballerosidad democrática, en cuyo caso Navarra+ debería reconocer que la opción alternativa tiene más escaños y por lo tanto mejor derecho, sin consentir por supuesto que el voto de EH Bildu, sea cual sea, contamine la solución.

Es inobjetable que amplios sectores democráticos mantengan un cordón sanitario en torno a EH Bildu, a pesar de la legalidad formal del partido reconocida por los tribunales y de que en sus estatutos de 2011 manifestara (por obligación o por devoción, que eso no tiene entidad jurídica) su condena a todas las formas de violencia, "incluidas las de ETA". El respeto a las víctimas del terrorismo y el incumplimiento de la exigencia de que el mundo abertzale haga lo posible por esclarecer los atentados que todavía no han sido resueltos son elementos muy respetables que durante mucho tiempo planearán todavía sobre la sociedad vasca. Pero tan inmoral es colaborar con los herederos de los violentos como utilizarlos a modo de coartada espuria, bien para conseguir torticeramente una cuota de poder, bien para justificar otras alianzas "non sanctas" que nada tienen que ver con ETA pero sí con la memoria histórica reciente de este país.

Sea como sea, se equivocan quienes, con sus dramatizaciones y estridencias, quieren llevarse al huerto a la opinión pública española. Sostener a estas alturas que alguno de los partidos democráticos tiene simpatías o connivencias con el horrendo mundo del terrorismo ultranacionalista es una infamia que no conduce a nada, salvo al desprestigio de quien practica este deporte e, infortunadamente, de la política en general.

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