Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Pedro De Silva

El absurdo, como límite de la ley

Una de las funciones de los tribunales debería ser la de impedir que la aplicación de las leyes conduzca a resultados absurdos. Un ejemplo es el asunto del borrado por una Universidad de datos sobre el juicio que condenó en 1940 al poeta Miguel Hernández. La historia, y la memoria de sus hechos, es un bien mayor que la privacidad de los individuos que intervienen en ella, o nos cargaremos la historia. Para eso no hace falta legislar, basta el sentido común de quienes apliquen la ley. Las normas sobre protección de datos, que están dando lugar a borrados insólitos e irreversibles, deberían ser interpretadas de forma muy restrictiva. Mientras tienen lugar estos desatinos, todos nuestros datos personales, incluidos los de lo que queremos y (casi) lo que pensamos, están siendo procesados y utilizados contra nosotros por un gran hermano al que nadie es capaz de controlar ni pedir cuentas.

Compartir el artículo

stats