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Postureos con el cambio climático

En la lucha contra el cambio climático está pasando como con la basura en Vila, que todos sus vecinos se quejan de que la ciudad está sucia y a cada minuto hay uno tirando desperdicios donde o cuando no debe. Me pronuncio por la salud del planeta en Eivissa y me voy de cena a Bilbao, de escapada a Ámsterdam, de compras a Londres, de exposición a Madrid, de concierto a Barcelona y de vacaciones a Asia, porque lo in es viajar mucho y cuanto más lejos mejor.

A diferencia de nuestros "atrasados" abuelos, hoy nos enorgullecemos de ser "cosmopolitas" y "verdes". Y si nuestra movilidad es insostenible, camisetas de respeto al medio ambiente, capazo de fibra natural y la conciencia tranquila.

Lanzo una campaña de publicidad vanagloriándome de haber suprimido las bolsas de plástico y despacho los frescos envasados. Me lamento por los osos polares con el aire acondicionado a tope. Presento una línea de moda con eslóganes ecologistas y fecha de caducidad temprana, porque el negocio es que no dure. Dado que, con suerte, reciclo, no me inquieta producir toneladas de residuos. Me entero de los aberrantes niveles de emisiones que permite el Ministerio a los cruceros que recalan en nuestras costas y ya tengo excusa para seguir abusando del uso del coche privado, al igual que siempre he hecho, porque "ellos contaminan más"...

Miles de jóvenes claman en el mundo que condenamos el futuro y con razón. Es obligación de los gobiernos oírlos y adoptar medidas urgentes para revertir el cambio climático, pero también suya y mía, porque no hay político capaz de legislar contra el egoísmo.

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