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Antonio Papell

Ciudadanos sigue a la derecha

Ciudadanos celebró el pasado lunes una trascendental reunión de su ejecutiva, en la que había de tomar decisiones sobre los futuros pactos. La disyuntiva que había de resolver es simple, a pesar de los circunloquios ideados para oscurecerla: se trata de pactar, directa o indirectamente, con Vox, o de no hacerlo de ninguna de las maneras. Albert Rivera y su cohorte de leales no tienen al parecer empacho alguno en sumar las tres fuerzas conservadoras, pero al líder de Ciudadanos le han salido respondones algunos fichajes de altura -Garicano y Valls- y, sobre todo, le han lanzado serias advertencias los liberales europeos de ALDE, con Macron a la cabeza: no consentirán concesiones a la extrema derecha.

El secretario general Villegas, portavoz de la ejecutiva de Ciudadanos, acostumbrado al oficio de enmascarar la claridad, ha explicado lo acordado mediante dos premisas: se excluirá a la formación de extrema derecha de cualquier negociación para formar gobierno -"no va a haber mesas a tres"- y se intentará llegar a acuerdos de forma preferente con el PP y "excepcionalmente" con el PSOE "por el bien de España". Es evidente que, con estas condiciones, el pacto a la andaluza sería perfectamente posible puesto que se cumplen los dos requisitos: no hay 'mesa a tres' puesto que en Andalucía sólo pactaron el PP y Vox, y se consigue un acuerdo con el PP€ que no conduciría a nada si previamente este partido no se hubiera entendido con Vox. Otra cosa es que Vox pueda no aceptar esta fórmula humillante, como ya ha advertido con claridad. Su irritación ante el ninguneo de PP y Ciudadanos llega hasta la amenaza de no aprobar los presupuestos andaluces, contra los que ha presentado una enmienda a la totalidad.

Luis Garicano, debilitado por su discreto resultado en las elecciones al Parlamento Europeo -Rivera consiguió el 15,86% en las generales y Garicano sólo el 12,17% en las europeas, con 1,3 millones de votos menos que aquel-, ha explicado a los medios que el ala más centrista del partido ha mostrado sus reticencias a reeditar en todo el país el pacto andaluz, que es matemáticamente posible en Madrid, Murcia y Aragón (en Castilla y León, PP y Ciudadanos suman mayoría). Ese sector socialdemócrata ha reclamado que también se pacte con el PSOE. "Si tenemos un solo socio vamos a ser subordinados. Hay que analizar caso a caso y ver qué pactos suponen un cambio y que se implementen reformas", ha argumentado Garicano. Pero no hay todavía indicio alguno de que esta segunda opción vaya a aplicarse de momento.

En el fondo, lo que Rivera debe decidir es si mantiene su pretensión de convertirse en el gran partido del centro-derecha que sustituya a un PP debilitado pero todavía fuerte para resistirse con éxito a la maniobra, o si se conforma con mantener una gran influencia desde su posición central, como partido bisagra y a medio camino entre el PP y el PSOE (aunque algunas definiciones doctrinales le han separado ya considerablemente de los socialistas).

La primera opción es insostenible ya que difícilmente el PP pasará por un periodo más complicado, con más contratiempos acumulados a la coyuntura. Expulsado del poder por corrupción, con exministros y exvicepresidentes en la cárcel, y sometido a unas traumáticas elecciones primarias que han fracturado el partido en dos y han dado el poder al sector más bisoño y menos experto, el PP era en teoría fácil de batir, y sin embargo ha plantado cara con éxito: ha experimentado un serio quebranto pero mantiene el liderazgo de la oposición, lo que indica que en el futuro será más difícil todavía despojarle de este título, que tiene además raíces sociológicas profundas: el PP está vinculado a unas clases medias confesionales muy leales, que no muestran empatía hacia un partido de cuadros laico y liberal. En estas circunstancias, Ciudadanos haría bien mostrando autonomía y flexibilidad hasta ser un poderoso instrumento de moderación, con capacidad de gobernar con fuerzas a su derecha y a su izquierda. La ocasión actual es magnífica para que ensaye el experimento a dos bandas que los resultados electorales le brindan.

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