El superdomingo electoral deja a Balears a las puertas de un nuevo pacto de gobierno entre la izquierda y los nacionalistas por primera vez en su historia. El claro vencedor de las elecciones ha sido el Partido Socialista, que ha rentabilizado su paso por el Consolat de Mar y el tirón de Pedro Sánchez en Moncloa. Francina Armengol roba votos a Més y Unidas Podemos y gana en Palma, donde José Hila podrá reclamar cuatro años de alcaldía tras el fuerte retroceso de Antoni Noguera. Ciudadanos triplica su presencia en el Parlament, pero no cuaja en Palma, donde Vox se convierte en la tercera fuerza política bajo el mando del general Fulgencio Coll. El Partido Popular mantiene el liderazgo del centro derecha, pero no gobernará en ninguna de las principales instituciones de Balears, salvo el Consell y el ayuntamiento de Eivissa. Y en política, como en el fútbol, las victorias no se miden por las buenas jugadas, sino por el resultado final.

La candidata del PSIB tiene asegurados cuatro años más de presidencia con los mismos socios que esta legislatura. Lo que no consiguió Francesc Antich en las dos experiencias de pacto precedentes lo ha logrado la política de Inca, que ha manejado con la dosis justa de astucia y generosidad las riendas del gobierno. Si hace cuatro años el reto era difícil, a partir de hoy lo será todavía más. Tiene una mayoría parlamentaria sólida, de 32 diputados, pero sus integrantes se lo van a poner difícil, una vez han comprobado los réditos que Armengol ha logrado de la gestión del pacto.

Para empezar, queda en el aire el reparto de instituciones. En primer lugar, por el gran descenso de votos de Més per Mallorca. Miquel Ensenyat pierde dos de sus seis escaños en Palau Reial y Antoni Noguera pasa de cinco a cuatro concejales. El hasta ahora alcalde se apresuró ayer noche a advertir que sus regidores "no son gratuitos" en un futuro gobierno municipal, pero será difícil de entender que mantenga la vara de mando frente a un PSOE que le dobla en representación. Su candidato, José Hila, ya ha dejado además muy claro en campaña que no ha salido satisfecho de la experiencia inédita de reparto del mandato.

Unidas Podemos reclamará participar en el pacto con responsabilidades en el Govern. Juan Pedro Yllanes ha perdido cuatro de los seis escaños en el Parlament, pero sus votos serán imprescindibles para gobernar en el Consolat, el Consell de Mallorca y la capital balear.

Resulta además previsible que estos dos partidos cambien sus estrategias y quieran tener más visibilidad en sus propuestas, dificultando a buen seguro la travesía hasta ahora pacífica del pacto.

El PP de Gabriel Company sale beneficiado de la abstención, que crece de forma generalizada. La 'remontada' se habrá producido en Eivissa, pero no en Mallorca, donde los conservadores se quedan en 16 diputados, más de la mitad de hace ocho años. En Palma se demuestra que segundas partes no fueron buenas. Mateu Isern liderará un PP minoritario, con Vox al acecho y Ciudadanos estancado.

En la part forana, el PSIB gobernará en Calvià e Inca, Més recupera Manacor y el PP mantiene sus feudos de Campos y Santanyí, mientras El Pi conserva su peso, pero fracasa en su intento de entrar en el ayuntamiento de Palma.