La jornada electoral de hoy se presenta ante los electores con una enorme trascendencia que hace especialmente importante la participación en ella. En Balears, la ciudadanía está llamada este domingo a unos comicios cuádruples para conformar desde la institución más próxima, los ayuntamientos, hasta la más amplia, pero no intrascendente, el Parlamento Europeo, sin obviar que hoy también se elige a los miembros del Consell y a las diputadas y diputados autonómicos que darán pie a la composición y estabilidad del Govern.

Por todo lo dicho, si siempre es importante la participación en unas elecciones, esta vez lo es incluso más como forma de acreditar la implicación cívica y responsable en la gestión pública. Estamos ante el momento clave de la democracia, la designación de los representantes de la voluntad popular en las instituciones; de los encargados de gestionar y mejorar los asuntos públicos que nos atañen a todos.

Para situar en su justa dimensión a las elecciones de este 26 de mayo hay que destacar todavía que se celebran inmediatamente después de otros comicios legislativos en España para un Congreso y un Senado que se han constituido esta misma semana. En apenas un mes se habrán renovado todos los órganos públicos de elección directa, lo cual significa definir y actualizar las preferencias y las necesidades de los ciudadanos. No habrá por tanto impedimento ni excusa para desatenderlas por parte de los cargos electos que ocupen escaños y diferentes puestos de gobierno. Los ciudadanos se habrán pronunciado en todas las urnas posibles y con los resultados que salgan de ella se dispondrá de la clara voluntad del mandato popular.

Lo visto en las elecciones generales pasadas, la previsión de las encuestas y hasta los datos que manejan los partidos políticos permiten avanzar, por otro lado, que la ciudadanía se pronunciará de modo plural y diverso, entre otras cosas porque dispone de mayor oferta electoral que en comicios anteriores. En consecuencia, se impondrá el diálogo por necesidad y las vías que propicien la negociación. El entendimiento será fundamental para que la acción de gobierno, tanto en ayuntamientos, Consells como Govern, se traduzca de forma clara en beneficios solventes para la ciudadanía.

Es necesario que, a estas alturas, los cargos electos hayan aprendido de una vez por todas que las luchas partidistas infructuosas solo sirven para alimentar la crispación innecesaria, crean decepción en un ciudadano que con ella se vuelve distante y desconfiado y sobre todo, echan a perder la gestión institucional. Hay que desterrar por tanto, y de modo definitivo, la lucha partidista del artificio insolvente y hueco.

A partir de mañana mismo habrá que trabajar con esmero en el establecimiento de pactos posibles y sólidos. Será así salvo en contadas excepciones de algunos ayuntamientos. Las urgencias de gobierno no aconsejan debilidades ni brechas de inestabilidad.

El Govern y los consells deberán seguir procurando sin desmayo una adecuada financiación autonómica, pero ellos y los ayuntamientos no pueden postergar ya más el gravísimo problema de la falta de vivienda a precios asequibles que afecta a las islas.

Será una prioridad de los nuevos equipos de gobierno que se establezcan a todos los niveles, que incluso necesitarán de la sintonía de los partidos de la oposición. En éste y otros retos fundamentales, como la definición de una vez por todas del modelo territorial en base a un crecimiento y una situación turística que debe afianzarse con criterios de sostenibilidad y realidad de los recursos disponibles. Son las urgencias de las cuales el elector ya se mostró consciente con la alta participación de los comicios del mes pasado y la alta demanda actual de voto por correo.