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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

Palma, ¿ciudad sostenible?

En breves fechas, el 26M, los ciudadanos y ciudadanas tendremos ocasión de elegir, a través de nuestro voto, la persona y el partido que consideramos más adecuados y eficaces para liderar y gestionar el presente y futuro de nuestra ciudad, Palma. Todos y cada uno de los candidatos a presidir nuestro Ayuntamiento repiten hasta la saciedad la necesidad de plantearnos un modelo de ciudad sostenible y habitable, aunque los contenidos y prioridades de sus programas sean profundamente distintos y en algunos casos contradictorios. No voy a analizar todos y cada uno de tales programas. Me voy a limitar a exponer unos criterios mínimos que tendrían que conformar que Palma fuera una ciudad sostenible.

Nuestra ciudad ha crecido con criterios donde los intereses ciudadanos no siempre han sido sus principales protagonistas. Centro, ensanche, barriadas, núcleos urbanos de extrarradio... Tenemos auténticos iconos arquitectónicos ubicados en nuestro centro histórico-cultural, con cierto riesgo de convertirse en un parque temático. Pero ¿y en el resto de la ciudad? Palma, a pesar de sus posibilidades y fortalezas, puede llegar a convertirse en una ciudad insostenible como lugar de vivencia y convivencia de sus ciudadanos y ciudadanas. No voy a caer en la trampa de la turismofobia, lo que no impide que ponga de relieve que algunos imputs dominantes en el vigente modelo turístico pueden conllevar, entre otras consecuencias, a una gentrificación (proveniente del inglés gentry, «alta burguesía») Léase el proceso de transformación y/o reconstrucción de un espacio urbano deteriorado o en declive, y/o de rehabilitación edificatoria. Y/o el uso y abuso de los alquileres turísticos. Sus consecuencias son necesariamente la "expulsión" de la población autóctona sustituida por "otros" (turistas o no) que ocupan viviendas y espacios públicos, modificando radicalmente la naturaleza urbana y urbanística así como sus hábitos culturales en sus modos de vivir y convivir. Un ejemplo paradigmático puede ser Santa Catalina.

Pero, además, la ciudad, lugar donde viven y conviven sus ciudadanos, se expresa no sólo por sus edificios y/o por sus parques y plazas más singulares, sino también y principalmente por todos los lugares de encuentro, los espacios públicos, en los que se establece una forma de relación ciudadana y en los que se va configurando la cultura propia de esa comunidad. Plazas y parques del centro de la ciudad, y también de los ensanches y barrios: sus mercados, mercadillos, comercios, locales de ocio, recintos deportivos, teatros y cines, calles...Pero la realidad es que los espacios públicos se convierten en espacios viales, en áreas turísticas y de ocio o museificadas, y/o en centros administrativos vacíos y temidos por la noche. Y/o en calles o barrios cerrados (que no sólo existen en las periferias de baja densidad), y/o en plazas vigiladas (video-vigiladas) en la que se suprimen los elementos que no favorecen caminar, pasear, sentarse en un banco€ Las calles comerciales animadas y abiertas se sustituyen progresivamente por centros comerciales periféricos. Y el ensanche y barrios se convierten en espacios de exclusión, olvidados y a veces criminalizados.

Más aún, los crecimientos urbanos están regidos por dinámicas económicas, políticas y culturales que producen urbanizaciones sin ciudad, que coadyuvan a crear la "movilidad inmóvil": los colapsos diarios a horas punta de las entradas y salidas de Palma. Un porcentaje relevante de residentes en las nuevas urbanizaciones o pueblos cercanos, tienen su lugar habitual de trabajo en el Municipio de Palma. La solución no es fácil, pero el problema existe. Y habrá que hacerle frente, si no queremos convivir con una "movilidad inmóvil". Y debe plantearse desde una perspectiva de área metropolitana; que afecte (aunque no sólo) a los modos y maneras de movilidad alternativos al vehículo privado, así como a los desarrollos urbanísticos incluida la residencia habitual.

En Quaderns Gadeso nº 367 se reflejan las valoraciones y prioridades referidas a acceso a la vivienda, a la habitabilidad, a los servicios públicos, a la movilidad, al modelo turístico, con sus múltiples imputs. Si tales apreciaciones son ciertas nuestra ciudad, ¿puede garantizar su sostenibilidad y su habitabilidad? Palma tiene fortalezas para construir un modelo de ciudad sostenible, habitable, cosmopolita, con identidad propia, abierta, inclusiva y acogedora. El 26M elegiremos a la coalición y personas que consideramos más capaces para dar respuestas justas a las preocupaciones ciudadanas. De momento la coalición Psoe/Més/Podemos con un 56% es la preferida para gobernar Palma, así como la que tiene más posibilidades de éxito (56%). Como suelen decir los políticos, especialmente cuando las encuestas no les son favorables: "La única encuesta incontestable serán las urnas del 26M".

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