El consenso sobre la estafa del falso REB no debe disuadir de la provechosa lectura de las trampas que contiene, por si la transición gubernamental en curso permite remendarlas. Ayudaría contar con un diputado mallorquín en Madrid, pero están demasiado ocupados adorando al REBuzno de oro. El Capítulo I y único vigente del Régimen Enterrado de Balears se solaza en el descuento del 75 por ciento en las tarifas aéreas, logrado gracias a los canarios y que estamos un poco hartos de que nos restrieguen como la piedra filosofal de las amistosas relaciones con Madrid.
Estoy encantado de pagarles a ustedes el 75 por ciento de los billetes y viceversa, trescientos de cada cuatrocientos euros. Sin embargo, la autosatisfacción vira hacia la indignación cuando los mallorquines somos sustituidos por los genéricos "ciudadanos españoles". Llegan a continuación como beneficiarios los residentes en "Estados miembros de la UE". La estupefacción se redondea al acoger a "otros Estados firmantes del Acuerdo sobre el Espacio Económico Europeo". Por si faltara gente en el camarote, suben a bordo los "ciudadanos de Suiza". Y cuando parece imposible volar con más gente, surge arrollador un "ciudadanos nacionales de terceros países residentes de larga duración", vulgo todo el mundo.
Hasta los lectores más despistados son conscientes de que Mallorca está sometida a un proceso de gentrificación, o expulsión de los nativos, por el sutil método de impedirles el acceso a la vivienda y demás necesidades básicas. Pues bien, los erradicados no solo sufren pena de destierro, sino que encima han de sufragar los continuos vuelos de sus saqueadores, los okupas millonarios. Los colonizadores suecoalemanes te sacan de casa y te obligan a subvencionar sus viajes en avión, a razón de los tres euros de cada cuatro antes mencionados. Sin duda que esta broma merece por sí sola la consagración del REB.
