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Juan José Millas

Tierra de Nadie

Juan José Millás

En esas estoy

Hace unos días, mientras usted o yo metíamos un vaso de leche en el microondas, en Arabia Saudí ejecutaron a 37 personas. Una de ellas fue crucificada y el resto decapitadas. Entre las víctimas había varios menores. Algunos organismos internacionales dudan de que hubieran tenido un juicio justo. Mi vaso de leche tardó un minuto en calentarse, lo mismo que yo en leer esta noticia, que ocupaba muy poco espacio en un periódico y ninguno en otros. Traté de imaginar qué habría ocurrido, informativamente hablando, si la crucifixión y las decapitaciones se hubieran producido en Cuba o Venezuela. La leche, por cierto, estaba cortada, de modo que tuve que abrir otra botella e iniciar de nuevo el proceso de calentamiento. Un minuto de microondas es una eternidad, sobre todo si te da por pensar en los ojos de las cabezas caídas al cesto de la guillotina. Por lo visto, muchas de ellas, una vez separadas del cuerpo, abren los ojos para despedirse del mundo. Significa que durante unos segundos el reo dividido tiene conciencia de lo que acaban de hacerle.

En China también se ejecuta mucho, pero tampoco nos extraña. Tenemos buenas relaciones comerciales con China y con Arabia Saudí. Este último país, o lo que sea, ha hecho millonarios a muchos españoles a base de comisiones legales o ilegales, ese asunto no ha quedado claro. Los chinos, por si fuera poco, aprovechan los órganos de los ajusticiados para venderlos en el mercado mundial de vísceras. Un riñón, un hígado, un corazón, un páncreas de un recién ejecutado valen un potosí por su frescura. No es fácil conseguir vísceras trasplantables de cadáveres tan recientes, de cadáveres cuyos cuerpos todavía palpitan. Las ejecuciones chinas son un chollo desde el punto de vista de la clínica.

Todas las cosas malas tienen su lado bueno. Ya se ha calentado el segundo vaso de leche, al que añado una cucharada de miel para la garganta, que la tengo hecha polvo, sobre todo desde que he leído lo de las decapitaciones en Arabia Saudí. Soy muy influenciable. La pregunta es si debo cabrearme por estas ejecuciones o solo por las que se producen en los países que, según la prensa, son cabreantes. En esas estoy.

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