La imaginación sigue siendo nuestro atributo más poderoso, con el cual podemos recorrer cualquier lugar del espacio y del tiempo. Así lo asegura Stephen Hawking en una de sus reflexiones póstumas. Hawking, que defiende que hay que mirar a las estrellas y no a los pies, considera que sólo dando rienda suelta a la imaginación se dará forma al futuro. Pienso en las palabras del científico británico horas después del último debate celebrado entre los candidatos de los cuatro grandes partidos a las elecciones generales. Hago un ejercicio de fe y doy rienda suelta a la imaginación, esa actividad que me gusta tanto como a Hawking. Fantaseo con cuatro candidatos llamados Pedro Sánchez, Pablo Casado, Albert Rivera y Pablo Iglesias.
Los cuatro compiten en las urnas, representando a PSOE, PP, Ciudadanos y Unidas Podemos, respectivamente, y necesitan movilizar a su electorado para llegar a la Moncloa. Su programa electoral define su actuación futura para los próximos cuatro años, porque creen que las medidas incluidas son las mejores para España.
La única aritmética que conocen es la que permite, en caso de que sea necesario, lograr mayorías suficientes para cumplir las promesas que han dado a los ciudadanos. Esa es su única inquietud y en ningún momento esperan tirar de las matemáticas solo para mandar. Guiados por estos principios, imagino que participan en debates televisivos constructivos, divertidos, con ritmo y con pasión, sin bajar al lodo negro de la descalificación. Quieren diferenciarse de sus respectivos contrincantes en el debate a golpe de programa electoral y no de palabrotas. Esa es mi imaginación, querido Hawking, porque la realidad dista mucho de esta representación. Ojalá pudiera estar tan convencida como tú de que así se forma el futuro. Lo intento, aunque me cuesta, perdóname. Pero aun así, te prometo que el domingo votaré, mirando a las estrellas y no a los pies. Imaginaré que con mi decisión puedo dar forma al futuro de mi país.
