Iniciado el proceso electoral, quien más quien menos, pretende seducir a lo que de una manera imprecisa se ha denominado "clase media". Se trata de unos amplios colectivos, no necesariamente homogéneos, de contextos urbanos, de profesiones y ocupaciones múltiples y diversas, de difícil catalogación ideológica, enrollados de manera prioritaria en sus quehaceres y necesidades próximas. Hablamos de una mayoría social, con frecuencia silenciosa, pero que puede dar y quitar mayorías políticas, y que se convierte en objeto de oscuros deseos de las diversas organizaciones políticas que, ¡no faltaría más!, se autodefinen como de centro-derecha, de centro-izquierda o transversales, independientemente de cuál sea su real naturaleza.
Con el 'boom' turístico se produjo un cambio radical en nuestros modos de vivir y convivir. Dejamos de estar "aislados" en un tiempo y espacio en concreto, para tener que "abrirnos" con mayor o menor éxito a un tiempo y espacio global. Cambiamos de modelo social rompiendo con los tintes feudales. Aparece un modelo social abierto con una burguesía pujante, y nuevas subclases medias. Dominaba un optimismo casi antropológico al observar y comprobar que eran posibles "ascensos sociales" relevantes relacionados con las dos actividades "claves", el turismo y la construcción. Con la crisis política y socioeconómica tal modelo entró en barrena. La sociedad se polariza, la clase media (la vieja y la nueva) se resquebraja, instalándonos en una significativa inestabilidad personal, familiar, profesional? Nuestro modelo social pierde su carácter inclusivo y transversal e impone riesgos de exclusión, que afecta especialmente a las generaciones jóvenes con un mercado laboral donde la norma es la movilidad y la inestabilidad. Mientras, se evaporan sus expectativas personales, profesionales, familiares... Y desgraciadamente la pretendida "superación"(?) de la crisis, aún reconociendo ciertas mejoras, sigue sin alcanzar a las microeconomías, incluida la clase media.
¿Cuál será la actitud de nuestra clase media en las ya próximas elecciones generales? Precisamente Quaderns Gadeso (número 363), " La classe mitjana i les eleccions" (gadeso.org), pretende dar respuesta al interrogante. Únicamente me referiré a tres de los indicadores incluidos en Q.G. Primero: los "posicionamientos ideológicos" son claros. Segmento medio-alto un 46,% centro-derecha y un 5,7% derecha, los subgrupos media-media y media-baja un 41,% centro-izquierda y un 10,5% izquierda. Segundo, el "índice de participación". Según la mayoría de analistas una participación relevante beneficiaría al bloque de centro-izquierda. Un 44% ya tiene decidido a quién votará, y un 2% votará en blanco; mientras un 25% opta por la abstención. Se confirma una elevada indecisión (29%), dividido entre los que piensan votar aunque todavía no saben a quién (19%) y los que no saben si irán a votar o no (10%). Es probable que un porcentaje de tal volatilidad opte por participar y otro por la abstención. Si un 50% de tal reactivación se concretara en una participación activa y el otro 50% en la abstención; tendríamos unos relevantes índices de participación (65%) con una abstención del 35%.
Tercero, nuestras subclases medias, a veinte días del Día D: "¿Quiénes desearían que obtuvieran la victoria?, y ¿quiénes creen que sean los vencedores?". No nos referimos al partido más votado, sino a la coalición que obtenga una mayoría parlamentaria y en consecuencia pueda formar gobierno. A un 30% les gustaría que obtuviera mayoría PP-Cs, especialmente la subclase media-alta (21%). A un 25% les agradaría la victoria de PSOE-Cs, especialmente la subclase media-media (30%). A un 25% les gustaría el éxito de PSOE-Unidos Podemos, especialmente a la subclase media-baja (30%). Llama la atención el bajo índice de PP-Cs-Vox (17%), incluso en el segmento medio-alto; así como el de PSOE-U. Podemos-Nacionalistas (8%), sólo superado por el segmento medio-medio (12%). Tales índices sufren modificaciones significativas al preguntarles acerca de que coalición formará la mayoría y gobernará. La diferencia entre las distintas opciones se estrechan. Un 28% opta por PP-Cs, y un 22% por PSOE-Unidos Podemos. Disminuye cuatro puntos PSOE-Cs, probablemente por el cierre a cal y canto de tal opción por parte de los y las líderes de Ciudadanos.
A veinte días de las elecciones se perfilan tendencias, pero no se define una mayoría evidente. La reactivación del voto indeciso (29%) puede resultar decisivo para que podamos salir de dudas. Abundarán las encuestas.