Los partidos metidos en una larguísima campaña electoral intentan entusiasmar y sorprender al votante. Es un decir. La mayoría de las afirmaciones, fichajes y promesas que anuncian solo logran que el elector se quede pasmado. Tanto o más que Felipe IV tras contemplar desnuda a la prostituta Marfisa en la Crónica del rey pasmado de Gonzalo Torrente Ballester.

Francina Armengol asegura que su Govern ha convertido en realidad 66 de las 110 promesas electorales de Pedro Sánchez. Sorprende pese a tanta afinidad programática el líder nacional de los socialistas menosprecie a su virreina en Balears y no le permita meter cuchara en la cocina de las listas al Parlamento Europeo. Por otra parte, el ciudadano quisquilloso puede preguntarse qué necesidad tiene de votar a un PSOE que ofrece poco más de lo que ya tiene.

Ciudadanos demuestra una sorprendente capacidad para anonadar a los mallorquines. Alberto Carlos-Albert Rivera se considera un semidiós por encima del bien y del mal. Solo así se entiende que regale a José Ramón Bauzá un codiciado y cotizado escaño -sueldo por encima de los 8.000 euros mensuales- en el Parlamento Europeo. Una decisión adoptada pese al rechazo del partido en Balears. Desde Xavier Pericay a Marc Pérez-Ribas. Ninguno olvida que el expolítico del PP es el president cuyas políticas han logrado concitar el mayor rechazo de la población en la calle y en las urnas.

El hombre que iba a regresar a su farmacia porque no era un político profesional no sumará ningún voto en el conjunto de España y hará que Ciudadanos los pierda en Balears. ¿Por qué le ficha Rivera? Quizás piensa en dos ministros mallorquines para su Gobierno: Joan Mesquida en Interior y Bauzá, que en estos días está recibiendo instrucción militar, en Defensa. Todo por la Patria: el sueldo de la Eurocámara y su condición de reservista del Ejército. Contengamos las carcajadas.

Los populares que comanda Biel Company también han logrado alelar a propios y extraños. El baile de candidatas al Congreso, hoy María Salom y mañana Margalida Prohens, prueba el caos organizativo y de liderazgo en el que se encuentra sumido un partido que hace pocos años era omnipresente y omnipotente -o sea, casi Dios- en las islas. Pablo Casado, que un día es el centro y el siguiente es el centro de Vox, no ayuda a centrar -la reiteración es intencionada- sus menguantes apoyos.

Més presume de presentar a Guillem Balboa como candidato al Congreso. Una prueba de nacionalismo no excluyente que asombra al mundo, argumentan quienes cortan el bacalao en el partido. Obvian que si existiese la más mínima posibilidad de conseguir el escaño, la lucha fratricida dejaría pocas posibilidades al alcalde de Alaró.

Una de las medidas propuestas por el partido ecosoberanista es una ley que respalde referendos como los organizados por la Obra Cultural Balear. Debe tratarse de una demanda social apremiante, dado que en el de Valldemossa participaron 123 personas en un municipio con casi 2.000 habitantes y 1.408 electores.

En Podemos la atolondrada es la propia militancia. Después de la desastrosa gestión de Pablo Iglesias, de las sonadas rupturas entre amiguitos del alma y de las divergencias con las marcas regionales, solo un ciri a La Sang o la policía política de Jorge Fernández Díaz pueden evitar un naufragio rotundo.

La campaña no ha empezado oficialmente. Cuando finalice, las propuestas y las palabras de los candidatos habrán agotado los sinónimos para calificar al elector pasmado, abobado, alelado, atolondrado, atontado, aturdido, confundido, embarullado, anonadado, alucinado, embobado...