La mayoría de las veces, las afirmaciones rotundas suelen ser medias verdades (o medio mentiras). Y éste es el caso, según mi opinión, del aforismo que está ganando carta de ciudadanía: "Dejaremos a nuestra juventud una sociedad peor de la que heredamos nosotros". Nuestros hijos e hijas heredarán unos niveles de bienestar superiores a los nuestros, pero a su vez la inestabilidad forma parte consustancial en el empleo y en su desarrollo profesional, y la emancipación es mera utopía ya sea por los salarios que condicionan (entre otros factores) el acceso a una vivienda en régimen hipotecario o de alquiler, lo que pone en jaque cualquiera que sean sus expectativas a corto, medio y largo plazo.

En el número 362 de Quaderns Gadeso, titulado Caminant cap a les eleccions (VI): El nostre jovent i les eleccions (gadeso.org), se pretende abordar cuáles pueden ser los previsibles niveles de participación en las próximas elecciones generales. Para ello se parte de su problemática específica y sus expectativas de futuro; así como qué niveles de interés muestra nuestra juventud hacia la política, y la credibilidad, que para ésta, tienen los partidos políticos como entes de participación.

Sus problemas son claros: paro / inestabilidad (77%), dificultad de acceso a una vivienda (59%), problemas económicos (28%) y futuro incierto (27%). Sus expectativas son negativas tanto en el ámbito laboral como en el acceso a vivienda. Un 30% declara estar en paro, y sólo un 18% del total de entrevistados piensa que su situación sociolaboral mejorará frente a un 35% que opina que seguirá igual, un 15% peor, y un 32% que no lo sabe. En referencia a su situación residencial un 64% convive con sus padres y/o familiares próximos. Sus expectativas son inciertas: un 68% seguirá en la situación actual, frente a un 20% que considera que tiene posibilidades de acceso a una vivienda de alquiler y un 2% a un préstamo hipotecario.

Dicho lo cual, a pesar de la desconfianza que generan las vigentes instituciones políticas (Q.G. 362), especialmente los partidos políticos (2,7/10) como "instrumentos" de participación, el interés de nuestra juventud hacia la política es elevado (40%) pero con un concepto de "política" diverso a los vigentes en nuestros entornos. Por franjas de edad el interés medio es del 38% en la franja de 18-21 años, y de un 22% en la correspondiente a 22-25 años. Tal comportamiento es similar a las evaluaciones del resto de España y de la UE. Donde gana significado es al referirnos a las clases sociales: la juventud de clases alta y media-alta, se sitúa a un punto por encima de la media, mientras puede resultar inquietante que la política solo interesa a un tercio de los jóvenes que se ubican en la clase baja. En la publicación se incluye un autoposicionamiento en el marco ideológico, no respecto a los partidos que configuran nuestro arco político. A pesar de una cierta tendencia hacia una "derechización" (Q.G. 356 Tomb cap a la dreta), el colectivo joven en nuestra Comunidad mantiene un cierto equilibrio: un 46% se ubican en el centro-derecha, y un 45% en el centro-izquierda. Pero un 32% de jóvenes optan por el centro-derecha y un 15% por la derecha pura y dura.

A pesar de que la suma de todos los factores no pueda considerarse positiva, la intención de ir a votar es significativamente halagüeña. Un 52% de nuestra juventud iría a votar si las elecciones se celebraran hoy: un 38% ya tiene decidido a qué partido va a votar, un 14% piensa votar pero no tiene decido a quién, y un 2% votaría en blanco. La abstención decidida es del 28%. El 18% no tiene decidido si votará o no: una parte de dicho voto indeciso puede reactivarse en positivo. En la publicación se incluye un análisis detallado por franjas de edad y por segmentos sociales.

La actitud de nuestra juventud frente a la política, y más concretamente su participación en las ya próximas elecciones generales, es compleja y no puede banalizarse. Política, sí; a esta política, no. Se percibe una cierta desilusión respecto a los "nuevos" partidos de cuño populista especialmente en el ámbito de la izquierda; en los segmentos de clase alta un 24% y un 19% del la clase media-alta se ubican en la derecha pura.