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Juan José Millas

Tierra de Nadie

Juan José Millás

Almas de Dios

Si tú eres muy mala persona y prefieres que no se te note, intentarás demostrar que quienes te rodean son peores que tú. De ese modo, por comparación, quizá salgas bien parado. Hay otro modo, consistente en demostrar que las canalladas que cometiste tenían por objeto la defensa de valores superiores tales como la Patria o Dios. No hay ideas que más muertos hayan provocado a lo largo de la historia. Todo por la Patria. Todo por Dios. Sabemos de gente que en nombre de estas abstracciones han colocado bombas en supermercados, han utilizado la picana y pegado tiros en la nuca. Pero ahora nos interesa más el primer método, el de señalar que tus adversarios políticos son de la peor calaña para que tú, por contraste, parezcas bueno o medio bueno.

El PP de Aznar llevó a cabo esta operación con el PSOE imputándole una colaboración inexistente con el terrorismo etarra. Para el curioso, ahí está la hemeroteca. Zapatero fue acusado, entre otras lindezas, de traicionar a los muertos. Y hablamos de la injuria más blanda de las que le dedicó la derecha de la época. No hubo límites morales ni de ningún otro tipo en el descrédito del competidor a fin de ocultar las perversiones propias. La utilización electoralista del terrorismo por parte del PP llegó al punto de insinuar que el 11M había sido el resultado de la colaboración entre ETA y el PSOE. Todavía hay en esas filas quien lo mantiene, con la boca pequeña, pero lo mantiene. En fin.

Cuesta imaginar una perversidad mayor que la de quienes llaman despectivamente "buscadores de huesos" a quienes intentan hallar los restos de sus familiares asesinados a fin de darles una sepultura digna. Hay que ser muy mala persona, además de muy incivilizada, si tenemos en cuenta que la de enterrar a los muertos fue una de las primeras manifestaciones que convirtió al homínido en hombre. Al PP y a Ciudadanos, que gobiernan con Vox, no les queda otra que demostrar que los socialistas son perores que sus socios nazis. De ahí que vengan atribuyendo a Sánchez desenfrenos antipatrióticos (donde se habla de la patria como de una religión) que dejarían pequeño al mismísimo Satán. Pero cuando cesan de gritar unos segundos, se les ve la pata de cabra con la que firman sus acuerdos con esas almas de Dios dirigidas por Santiago Abascal y compañía.

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