El Partido Popular balear ha protagonizado esta semana una carambola política inédita y sorprendente. La férrea disciplina de partido a la que nos tienen acostumbrados las dos principales formaciones políticas de España, PP y el Partido Socialista, se resquebraja con situaciones como la vivida. Quizá sean los modos de la nueva política del posbipartidismo. O quizá sea el síntoma de la situación que vive el partido más votado en las islas.

Cronológicamente, el presidente del PP nacional, Pablo Casado, eligió hace unas semanas a Margalida Prohens para encabezar la lista al Congreso. Sin embargo, en Balears, Biel Company rechazó la propuesta. No quería dejar marchar a uno de sus activos políticos. La diputada de Campos, leal y disciplinada, acató la decisión. Company propuso como alternativa a varias mujeres, entre ellas la portavoz en Cort, Margalida Duran. Sin embargo, de manera sorpresiva, la elegida por Génova fue María Salom, veterana y con padrinos en Madrid. Salom fue presentada como candidata en la capital, a bombo y platillo, acompañada de los fichajes estrella de Casado para el 28-A, como Cayetana Álvarez de Toledo en Cataluña o Pablo Montesinos en Málaga.

Con los populares isleños boquiabiertos y Company fuera de juego, llegó la vuelta de tuerca definitiva, cuando se volvió al punto de partida para relegar a Salom al número uno al Senado y devolver a Prohens a la Cámara baja.

La explicación oficial de que lo ocurrido se debe a un problema de coordinación no resulta creíble. Quizá la respuesta haya que buscarla en la visita de Pablo Casado a Palma, el 1 de marzo, Día de Balears, preocupado por lo que ocurría en el PP balear tras la huida de militantes a Ciudadanos y Vox. El presidente nacional quiso conocer de primera mano la situación, una comunidad de mayoría conservadora que José Ramón Bauzá dejó muy maltrecha y tras una legislatura de un Govern de izquierdas y nacionalistas marcada por el liderazgo de la presidenta Armengol. Su visita puede interpretarse como un síntoma de que Biel Company llega a sus primeras elecciones como candidato con dudas respecto a su liderazgo. El estrangulamiento de su electorado a la derecha, con Vox, y en el centro, desde Ciudadanos, se suma a las dificultades para presentar un proyecto cohesionado, como alternativa de gobierno para esta comunidad autónoma.

Lo ocurrido con la lista al Congreso redunda en esa sensación de incertidumbre. Todo lo ocurrido es cuestionable, desde la imposición de Salom sin conocimiento de Company -con el que no le une una buena relación política-, al posterior cambio de cromos al Senado y la elección de Prohens. Es difícil vender un golpe de mano del presidente balear cuando al final la candidata ha sido la que él inicialmente rechazó.

María Salom sale muy tocada de la crisis. Es la cabeza que ha pedido el PP balear y aun así va de número 1 al Senado, que se consolida como destino de políticos que ya no están en primera línea. Prohens sale fortalecida. Sobrevivir a la legislatura de Bauzá casi sin mancha, pese a que fue una de las voces proTIL más visibles, y bregarse en el Parlament estos últimos cuatro años en la oposición tiene mérito político. Se le reconoce en Balears y también en Madrid, donde Casado ya la había elegido secretaria de comunicación interna del PP a nivel nacional.

Resta por ver cómo afecta este episodio político al presidente del PP balear. Las encuestas no aventuran un buen resultado para los populares en las islas. Palma ha tratado de salvarse recuperando al que fuera alcalde, Mateu Isern. Company se lo juega a una carta el 26 de mayo. Solo ganará si la suma del centro-derecha le lleva al Consolat. Si no es así, habrá que ver cómo reacciona un partido que ha gobernado con amplia mayoría esta comunidad autónoma durante 24 años y que no quiere resignarse a perder su hegemonía entre el electorado balear.