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Las beguinas: una humanidad para el futuro

Fue un movimiento de mujeres solteras y viudas, que surgió en los Países Bajos a finales del XVII, pero pronto se extendió por la Europa Occidental

En el libro Ideas que cambian el mundo, sus autoras - Berbel, Cárdenas y Paleo- manifiestan que fueron, principalmente, dos objetivos los que guiaron el propósito de su publicación. El primero era profundizar en el cambio social que han supuesto los movimientos de mujeres en Europa, en un pasado reciente. El segundo, estrechamente relacionado con el primero, era rendir homenaje póstumo a todas estas mujeres, la mayoría de ellas grandes desconocidas, que dedicaron sus vidas a lograr un mundo mejor para las mujeres y también para los hombres. Siguiendo la estela de esta finalidad y, además, porque crearon una genealogía y una solidaridad a nivel internacional, se quiere rescatar y reflexionar sobre "beguinas", al aproximarnos al Día Internacional de la Mujer.

Las beguinas fue un movimiento de mujeres, solteras y viudas, que surgió en los Países Bajos a finales del siglo XII, pero pronto se extendió por la Europa occidental. Fueron mujeres que optaron por un modelo de vida que les permitiera desarrollar su autonomía, libertad y, muy especialmente, su espiritualidad. Ejercieron una vida religiosa al margen de las estructuras eclesiásticas. Una de las características principales de las beguinas era la de su adquisición de conocimiento y relación con Dios por vía directa, sin mediación de los hombres, saltándose el orden jerárquico establecido. Estas mujeres supieron reunir "acción" y "contemplación", basándose en las dos figuras bíblicas del Evangelio de Lucas: Marta y María que simbolizan la actividad y la contemplación. Dos figuras que, lejos de mantenerlas separadas, tal como mantenía el pensamiento occidental, las beguinas supieron integrarlas en su vida. Botinas, Cabaleiro y Durán, en su investigación sobre las beguinas en territorio español, indican: " Així, llur dedicació a la vida espiritual no comportava un aïllament de l'entorn, sinó, al contrari, una projecció a l'àmbit públic a través de l'autoritat moral de què gaudien i del desenvolupament de tot un seguit de tasques d'un marcat caràcter assistencial ver els proïsme".

Ya fuere de forma solitaria, en pequeños grupos o en comunidades o grandes beguinajes, habían elegido vivir bajo el signo de la no subordinación a ningún tipo de regla o disciplina, ni a la sumisión del control masculino. Vivían de acuerdo a lo que pensaban, con austeridad y profundidad de vida interior, esta coherencia interna les proporcionaba autoridad y fortaleza. Del mismo modo, a pesar de ser un movimiento interclasista, realizaron trabajos de toda índole, desde la formación de niñas, al cuidado de personas enfermas y/o pobres, a la preparación de cadáveres para su enterramiento, a la artesanía textil, hasta el copiado de manuscritos; éstas eran las formas de autofinanciación y, además, las beguinas no renunciaban a su propio patrimonio. Así, los beguinatos proporcionaron no sólo un espacio social de desarrollo económico, sino también de enriquecimiento intelectual. "Lecturas, viajes, fundaciones, relaciones epistolares y personales con autoridades competentes, no les hubieran sido dadas haciendo la vida que en el siglo XVI Fray Luis de León recomendaría como de 'perfecta casada'" advierte Victoria Sau.

La obra escrita de estas mujeres ofrece un testimonio de su vida, habiendo conseguido, algunas de ellas, alcanzar el más alto grado de la mística medieval. María Milagros Rivera manifiesta: "Las beguinas tuvieron un talento precioso para acercar a Dios a la palabra viva, a la criatura humana viviente, a su experiencia de contacto con la transcendencia en el mundo, dislocando el sistema establecido de poder". Expresaron sus experiencias femeninas de lo divino con su lengua materna, lo hicieron cuando únicamente se escribía sobre Dios en lengua latina. Entre ellas se pueden citar a Hadewijch de Amberes, beguina de Flandes, que escribió sus visiones entre 1235 y 1244, en lengua de Brabante, o sea en neerlandés medio. Fue perseguida y encarcelada. Matilde de Magdeburgo, beguina de lengua alemana. Escribió las revelaciones que tuvo durante quince años, desde 1250 . Quizás la más famosa en su época y conocida en la actualidad es Margarita Porete, que escribió en lengua francesa El espejo de las almas simples, uno de los libros más bellos de la mística de todos los tiempos. Fue detenida en París en 1308 y condenada y quemada por un tribunal al que nunca se dignó a responder.

Entre las beguinas mallorquinas, podemos destacar a Elisabet Cifre, de elevada espiritualidad y gran conocimiento humanista, mística visionaria y profeta. En 1510 fundó en Palma la "Casa de la criança", nombre que guarda la memoria de la educación de la virgen María de Nazaret en el Templo de Salomón. La Criança fue una escuela para niñas internas de cuatro a diez años, pudiendo quedarse hasta los trece. Fue su "madre rectora" entre 1510 y 1542. La escuela, que tuvo pronto mucho prestigio, existió hasta mediados del siglo XX. Murió en mayo de 1542 y está enterrada en la catedral de Palma. El 24 de abril del 2013 fue noticia de la prensa la muerte de la última beguina, la hermana Marcella Pattyn.

Las beguinas representan una de las experiencias de vida femenina más libres de la historia. Eligieron su propio camino y lo hicieron con inteligencia. Abrieron posibilidades y construyeron un diálogo espiritual sin mediaciones. Alain Touraine piensa que "el sujeto se forma en la voluntad de escapar a las fuerzas, reglas y poderes que nos impiden ser nosotros mismos". Así se formaron estas mujeres que se permitieron un alto grado de autonomía y de innovación. Las mujeres no estamos huérfanas, tenemos una genealogía femenina.

* Doctora en Psicologia

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