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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

Palma, hacia un modelo de ciudad sostenible

Según Jordi Borja, responsable de urbanismo del ayuntamiento de Barcelona siendo alcalde Pascual Maragall, el espacio público crea la ciudad y garantiza su sostenibilidad por la intensidad y la calidad de las relaciones sociales que facilita, Y por su capacidad de mezclar grupos y comportamientos, de estimular la identificación, la expresión y la integración cultural. La ciudad, lugar donde viven y conviven sus ciudadanos, se expresa no sólo por sus edificios y/o por sus parques y plazas más singulares, sino también y principalmente por todos los lugares de encuentro, en los que se establece una forma de relación ciudadana y en los que se va configurando la cultura propia de esa comunidad. Por ello, también y principalmente son espacio público las plazas y parques de los ensanches y barrios, los mercados, los mercadillos, los comercios, los locales de ocio y deportivos, los teatros y cines, las calles.

Si tales apreciaciones son ciertas, los espacios públicos de Palma, nuestra ciudad, ¿garantizan su sostenibilidad y su habitabilidad? Tenemos auténticos iconos arquitectónicos ubicados en nuestro centro histórico cultural, con cierto riesgo de convertirse en un parque temático. Pero, ¿y en el resto de la ciudad? Palma, a pesar de sus posibilidades y fortalezas, puede llegar a convertirse en una ciudad insostenible como lugar de vivencia y convivencia de sus ciudadanos y ciudadanas. No voy a caer en la trampa de la turismofobia, lo que no impide que ponga de relieve algunos modos dominantes en el vigente modelo turístico que puede conllevar, entre otras consecuencias, un proceso de gentrificación (proveniente del inglés gentry, "alta burguesía") Léase el proceso de transformación y/o reconstrucción de un espacio urbano deteriorado o declive, y/o rehabilitación edificatoria. Sus consecuencias son un aumento de los alquileres que conlleva necesariamente la "expulsión" de la población autóctona sustituida por "otros" (turistas o no) que ocupan sus viviendas y espacios público, modificando radicalmente la naturaleza urbana y urbanística así como sus hábitos culturales en sus modos de vivir y convivir. El mal ejemplo, no el único, puede ser Santa Catalina.

En las periferias, eixample y barriadas, se complementa con la especialización (social y funcional) de los centros urbanos. Los espacios públicos se convierten en espacios viales, en áreas turísticas y de ocio o museificadas y /o centros administrativos vacíos y temidos por la noche. O en calles o barrios cerrados (que no sólo existen en las periferias de baja densidad), o en plazas vigiladas (videovigiladas) en la que se suprimen los elementos que no favorecen caminar, pasear, sentarse en un banco. Las calles comerciales animadas y abiertas se sustituyen progresivamente por centros comerciales. Y el eixample y barrios que no se transforman siguiendo estas pautas se convierten en espacios de exclusión olvidados ya veces criminalizados.

Nuestra ciudad, Palma, ha crecido en criterios urbanísticos donde los ciudadanos no siempre han sido sus principales protagonistas. Los crecimientos urbanos están regidos por dinámicas económicas, políticas y culturales que producen urbanizaciones sin ciudad, que coadyuvan a crear la "movilidad inmóvil": los colapsos diarios a horas puntas de entradas y salidas de Palma. Un porcentaje relevante de residentes en las nuevas urbanizaciones o pueblos cercanos a Palma, tienen su lugar habitual de trabajo en el municipio de Palma. Esto implica inevitablemente una carga de vehículo privados dirección Palma a primera hora de la mañana, y en dirección inversa a la hora de finalizar su horario laboral. Y es también muy significativo el número de ciudadanos de Palma que tiene su centro de trabajo en el término municipal de Calvià, lo que implica una carga difícilmente asumible en el cinturón de ronda/autopistat en las horas punta. La solución no es fácil, pero el problema existe. Y habrá que hacerle frente, si no queremos convivir con una "movilidad inmóvil". Y debe plantearse desde una perspectiva de área metropolitana; que afecte (aunque no sólo) a los modos y maneras de movilidad alternativos al vehículo privado, así como a los desarrollos urbanísticos incluida la residencia habitual.

Dicho todo lo dicho, Palma tiene fortalezas para construir un modelo de ciudad sostenible, habitable, cosmopolita, con identidad propia, inclusiva, acogedora€

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