Se consumó la debacle anunciada. Ha quedado desierto el concurso para proveer la dirección de Es Baluard que Nekane Aramburu deja vacante el próximo 17 de marzo, tras seis años de brillante gestión en las más adversas condiciones.
Me remito al artículo que publiqué en este diario el pasado 28 de noviembre de 2018. Ha sucedido lo que estaba augurado. Solo se presentaron cuatro candidatos y ninguno de los cuatro cumplía los requisitos enumerados en las bases.
No tiene ningún sentido que para ser director de Es Baluard se exija el B2 de catalán y el B2 de inglés. Claro que es razonable que se pida "conocimiento suficiente" de ambos idiomas; pero se impone rectificar las bases para que sea el tribunal del concurso quien evalúe ese conocimiento sin necesidad de exigir ningún título. No deben primar los intereses de los filólogos que examinan del B2. Lo verdaderamente importante para ser director del Museo son otras cuestiones.
Con las actuales bases no podrían concursar el director del MOMA o del Pompidou. Solo esta realidad debería advertir del disparate cometido por la Fundación del museo y corregirlo. El próximo director de Es Baluard ha de acreditar curriculum y trayectoria en el arte contemporáneo suficientes para imprimir su carácter al museo. Ese desiderátum será tanto más alcanzable cuanto que el número de aspirantes sea mucho mayor que el de cuatro que ahora se han descartado.
La política cultural del Pacte de Govern ha sido decepcionante para quienes, como yo, confiábamos en que los partidos de la izquierda mostrarían una mayor sensibilidad por el arte. Se han recortado los presupuestos y las decisiones tomadas han rezumado un provincianismo recalcitrante.
En el patronato de la Fundación están representados el ayuntamiento y el Govern. Sería todo un síntoma de racionalidad que sus representantes propiciasen la redefinición de las bases del concurso para dotarlas de racionalidad y amplitud de miras. En su reportaje del viernes 22 en este diario, Clàudia Darder y Elena Vallés vaticinaron una nueva reunión del jurado para "intentar que alguno de los cuatro aspirantes presentados pueda pasar a la segunda fase (del concurso)". Lejos de ser una solución al problema, sería un parche inaceptable.
