El REB fue enterrado por la ministra Montero al acceder a la cartera de Hacienda. La indignación social ante el agravio obligó a la improvisada falsificación del Régimen Especial. La limosna impuesta por Madrid no es solo inferior a la fantasmagoría prometida por Rajoy, también empeora al REB vigente de Jaume Matas que nunca se aplicó. El Govern actual presentó con bombo y platillo 23 medidas en 2017, que en ningún caso se negociarían. Eran tan claras como un Fondo de Insularidad de un mínimo de 400 millones, independiente de las inversiones. Por no hablar de la cogestión aeroportuaria, todo lo cual queda fuera de un engendro que además es solo una promesa diferida a futuras legislaturas.
Sobre todo, el REB era un Estatuto de Autonomía Fiscal, que debía igualarnos a las Canarias nombradas más de una veintena de veces entre las 23 propuestas. Decida usted si hoy somos canarios, y pregúntese a continuación de qué presume el Govern. No es el Gobierno en minoría quien pasaporta hoy al Congreso unas medidas vacuas que a nada le obligan, es Balears quien se somete cobarde a Madrid.
Hay que inmortalizar la foto de la vergüenza, en la que el Govern ejerce de ventrílocuo de entidades subvencionadas que traicionan a la sociedad, organizada por fortuna al margen de estos impostores. Habrá que rescatar la imagen cuando el Decreto-Ley quede en agua de borrajas, pisoteado por los mismos Gobiernos madrileños que desobedecen un Estatut con rango de Ley Ogánica. La estafa del Régimen sin Euros de Balears también demuestra que el PSOE tiene a sus órdenes a Podemos y a Més, que a continuación se asombrará de que los mallorquines no voten a partidos nacionalistas al Congreso. Para qué, si también obedecen a los madrileños. Paradójicamente, la obsequiosidad de sus vecinos debilita electoralmente a los socialistas. Subirán a costa de sus socios domesticados, pero no sumarán.
