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Ley de cambio climático y transición energética

La llegada de la nueva norma contra el cambio climático aprobada por el Parlament balear supone una esperanza para el planeta, de todo el paquete normativo (contiene 95 artículos de gran calado) algunos medios se han hecho eco de la prohibición de circular nuevos vehículos diésel en unos años, y ello, gracias al populismo vertido por algunos sectores, obviando estos, algunas de las líneas incluidas en esta ley -y muy necesarias- como las impulsadas hacia el transporte marítimo. Que surjan voces discordantes no es de extrañar, pero alegar que la prohibición de circular vehículos no supone una relación con la reducción de los gases de efecto invernadero emitidos, supone toda una osadía -por no utilizar un adjetivo calificativo-, podían utilizar otros argumentos de mayor solidez, pero por suerte, así demuestran sus intenciones con relación a la política ambiental y energética.

Una apuesta como la emprendida por Balears resulta necesaria para ejemplarizar todo lo que se debe hacer desde la política para mitigar los efectos que puedan surgir como consecuencia del calentamiento del planeta.

Potenciar el uso de energías renovables, la instalación de placas solares en nuevas edificaciones, el cierre progresivo de centrales contaminantes y un cambio sustancial que oriente la movilidad de nuestras islas hacia la sostenibilidad, son algunas de las medidas aprobadas y otras que deberían haberse tomado desde hace mucho tiempo, como la eficiencia energética en las administraciones públicas que ahora, por suerte, también se exigirá. "Políticas de laboratorio", algunos así lo han denominado -por lo que he leído-, pues bienvenidas sean estas políticas, al fin y al cabo somos la especie más evolucionada e inteligente, ¿no? Aunque a veces lo dude, con medidas como esta parece que vamos en dicho camino.

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