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Pilar Garcés

El desliz

Pilar Garcés

Casado y con hijos

El líder del PP solucionaría la baja natalidad quitando a las mujeres el derecho a decidir sobre su maternidad. Curioso, viniendo del partido que recetó recortes a las familias para salir de la crisis

En el mundo ideal del líder del PP Pablo Casado una mujer acaba de dar el último empujón entre jadeos.

-Enhorabuena, señora. Aquí tiene su contribuyente.

-Pero doctor, ¿es niño o niña?

-Es una incubadora de futuros cotizantes.

-Doctor, me oculta algo. ¿No está sana?

-No sé cómo decirle esto€ Me temo que será autónoma.

Solo alguien que se ha sacado el máster de Sociología faltando a clase en la Universidad Juan Carlos I se atrevería a ligar el problema del envejecimiento galopante de la población española con el aborto libre. Con el desparpajo de cualquier vendedor de crecepelo, Casado lo hizo días atrás, y prometió volver a la ley de supuestos del siglo pasado si llega a la Moncloa, para asegurar el futuro del sistema de pensiones. Tal vez pretenda captar votos entre los creacionistas, los tertulianos y los astrólogos. Los derechos de las mujeres amenazan el estado del bienestar, no diremos que este aprendiz de Alberto Ruiz Gallardón, el ministro de Mariano Rajoy que dimitió y hubo de envainarse un recorte similar al ahora propuesto para la norma de interrupción del embarazo, no ayude a calentar el 8M. Sorprende un poco la preocupación por la natalidad del representante del partido que subió al 21 por ciento el IVA de los pañales. Yo, que compré unos cuantos miles, me pregunto qué pequeña parte de mi generosa aportación acabó en los haberes de Paquí Pallá S.L., o lo que es lo mismo, PP S.L., la empresa creada para desviar fondos públicos al pago de la campaña de Esperanza Aguirre y otras mamandurrias. Tened muchos hijos, pagad sus pañales a precio de caviar, y así los de Ana Mato disfrutarán de payasos gratis regalo de los comisionistas de su partido.

Que Pablo Casado haya puesto a la altura del betún el debate sobre la conciliación familiar, indispensable para frenar el declive de la tasa de natalidad, me pone muy triste. Vamos apañados si todo lo que se puede esperar de los conservadores, que exigen bebés pero recortan el acceso a los tratamientos de fertilidad en la sanidad pública, es obligar a parir a las mujeres que no quieren hacerlo. Porque están las que sí lo desean y no pueden por culpa de los empleos precarios, los horarios enloquecidos y la dificultad de compaginar una carrera con el cuidado de los niños. Controlar el precio de los alquileres resultaría mucho más eficaz para incrementar los nacimientos que volver al oscuro tiempo de los abortos clandestinos (para las pobres, claro). Pero el mercado inmobiliario es libre, no así las mujeres. Las mujeres son las responsables de que se nos vaya al carajo el precioso sistema organizado para que ellas se queden en casa velando por la prole, mientras que ellos se dedican a sus cosas. Ampliación de las bajas maternales, inversiones en guarderías y escuelas, ayudas a las monoparentales, incentivos directos€ Está todo por hacer y hemos perdido otra legislatura.

Hay países civilizados que consideran a los hijos como un bien social que hay que proteger, y no como la mano de obra que propugna Casado. Países donde conviven políticas activas de apoyo a las familias, y muy especialmente a las madres, con el aborto. Son lugares donde las ciudadanas plenamente emancipadas puede elegir qué hacen con su cuerpo y con su vida. Sean madres o no, hayan abortado o no, seguro que todas coincidirían en partirse de risa si un tipo les propone: "Votadme, y yo os quitaré el derecho a decidir libremente”.

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