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Reluctancia

Sí, yo también he tenido que buscar esta palabra en el diccionario ya que no la utilizamos en el lenguaje corriente. Su significado define lo que está ocurriendo con las vacunas y es el principal argumento que los antivacunas consiguen introducir en la mente de la población general. Este término se corresponde con la actitud del que está poco dispuesto a hacer lo que se le dice o manda, debiendo añadirse, sin que disponga o facilite datos o argumentos que ratifiquen este comportamiento.

Según el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), es esta reluctancia la principal causa de la disminución de las tasas vacunales en el mundo y que está determinando el resurgimiento de enfermedades que teníamos casi controladas como el sarampión.

En este informe la OMS alerta de los diez procesos que pueden afectar globalmente a la salud del planeta, evidentemente empeorándola sino conseguimos detenerlos. Así entre los fenómenos globales incluye el cambio climático y la contaminación ambiental (fallecen unos siete millones de personas cada año por esta causa), la falta de una atención sanitaria adecuada en los países en vías de desarrollo, que no permite el acceso fácil y eficiente a la sanidad, y el aumento de los denominados entornos sociales frágiles e inestables en los que la salud no siempre es una prioridad; de este modo alrededor de 1.600 millones de personas (22% de la población mundial) viven actualmente en zonas de crisis sociales y sanitarias (guerras, campos de refugiados, migrantes). También el aumento de las enfermedades no transmisibles asociadas al estilo de vida (diabetes, hipertensión, cáncer, entre otras) están provocando unas quince millones de muertes prematuras entre los 30 y 69 años.

El resto de los otros factores, en igualdad de importancis, se pueden agrupar en el auge planetario de las enfermedades infecciosas. Así en esta lista encontramos las epidemias anuales de gripe, que están costando entre 100.000 y 500.000 muertes cada año, y las poco frecuentes pandemias de gripe, aunque la de 2009 no presentó una excesiva mortalidad pero si un gran problema sanitario, social y económico. También las infecciones víricas clásicas como el dengue, el ébola y otros virus hemorrágicos, que a pesar nuestro siguen afectando a importantes segmentos de la población más desfavorecida tanto en África como en Asia. Debe recordarse que todavía continúa el brote de ébola que se inició el año pasado y que mantiene una mortalidad cercana al 50% en las zonas endémicas de la República del Congo.

Para completar las amenazas tenemos el aumento constante y ya preocupante de la resistencia antibiótica de las principales bacterias causantes de infecciones humanas. En los próximos años en el mundo occidental podrían morir mas personas por ineficacia de los antibióticos que por problemas de cáncer.

Y volviendo a nuestra nueva palabra, la reluctancia, eximida en base a argumentos pseudocientíficos o no contrastados frente a las vacunas nos está devolviendo a los años 60 o prevacunales en los que infecciones como el sarampión o la parotiditis campaban a sus anchas entre la población infantil europea. Algunos países están intentando contrarrestar esta actitud o comportamiento obligando a los padres a vacunar a sus hijos como requisito imprescindible para su escolarización.

Es difícil valorar que ocurriría en nuestro país si se adoptara esta medida de obligatoriedad vacunal; dadas las elevadas tasas vacunales que tenemos actualmente (más del 95% en la mayoría de ellas) es posible que la imposición coercitiva de las mismas tuviera un efecto contrario a lo buscado. No nos gusta hacer las cosas por obligación, sino por convicción y convencimiento de que lo que estamos haciendo es beneficioso, útil y necesario para nuestros hijos o para nosotros mismos.

Entre los argumentos que aporta la OMS por el rechazo vacunal está también la falta de complacencia frente a las mismas, es decir la baja satisfacción con que se hace o recibe algo (una vacuna). La población general no parece todavía percibir los beneficios en salud pública que aportan las vacunas, por ello muchos de ellos las aceptan pero sin una convicción clara de lo que le van a aportar. En este punto el personal sanitario posee un papel esencial a la hora de informar y confirmar todas aquellos beneficios para salud que consiguen los programas vacunales.

Por lo tanto si por una parte existe entre la población una elevada tasa de reluctancia o poca disposición a vacunarse y una baja o falta de complacencia, satisfacción por haberse vacunado, estamos en una situación de crisis grave con las vacunas. Probablemente la OMS adelanta actitudes que aún siendo minoritarias en estos momentos, deberían empezar a preocuparnos de cara a un futuro no muy lejano. Por ello las incluye entre los procesos que a la larga pueden poner en peligro o disminuir la salud del planeta.

Las vacunas en los adultos, como medida de prevención de enfermedades infecciosas, deberían incluirse dentro de los programas de vida saludable junto a la prevención cardiovascular, de la diabetes, del ictus, del cáncer y la disminución de la ingesta de alcohol. El nuevo paradigma de la vida saludable sería come sano, haz ejercicio físico, no fumes ni bebas alcohol y vacúnate de lo que te corresponda según tu edad y estado físico.

Así pues empecemos a conocer a nuestras amigas las vacunas que van a ser las compañeras a lo largo de toda nuestra vida. Lo que si deseamos intensamente es que esta reluctancia y baja complacencia no se transforme en renuencia, es decir en asco o fastidio que se siente al tener que hacer una determinada acción o actividad. Todas estas palabras nuevas no hacen mas que recordarnos que la vacunación es una herencia que se transmite de generación en generación y que ha permitido llegar al estado de salud global que permite, por desgracia, que unos pocos se salten sus obligaciones sanitarias. Si nos acercamos a ellos probablemente consigamos hacerles comprender que el mundo está globalizado y las vacunas forman parte esencial de esta globalización.

* Doctor de la Unidad de Virología del Hospital Universitario Son Espases

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