La razón de que se eternicen regímenes populares de "izquierda" que con claridad no funcionan (Cuba, ahora Venezuela), y al final reparten pobreza, no está sólo en el férreo control militar, sino en el apoyo de buena parte de la población. Y éste quizá no venga de las ventajas que les reporta el sistema, sino del sentimiento de no estar ya por debajo de los sectores sociales que han sido siempre más poderosos. La igualdad no mejora la bolsa de la compra, pero proporciona cierta retribución a quienes han conocido la marginación social, o recibido su memoria. Aparte del enquistamiento de las élites "revolucionarias" que defienden sus propios intereses (corruptos, muchas veces), hay amplias capas que prefieren la perpetuación más o menos igualitaria de las carencias que el regreso al despotismo de la oligarquía. Olvidar este aspecto lleva a movimientos pendulares, no a soluciones de fondo.
