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Ritos de paso

Los ruidos, y el silencio

Taxistas de Madrid en cierre patronal, ruido. Taxistas de Barcelona en lo mismo. Ambos colectivos, grupos o clanes mafiosos, sintiéndose héroes de la nada, vociferando en las radios y en las televisiones. Escucho a colegas que pretenden justificar su postura€ Tremendos ruidos. El titánico esfuerzo por recuperar a un niño caído en un pozo, lleva más de una semana abriendo informativos. Creo que hay una siniestra explotación de la parte oscura de nuestras almas, del morbo del dolor ajeno en un simulacro que no es sino un deseo justificado de que semejante desgracia no le pase a uno mismo. Muchísimo ruido.

Venezuela se desangra, Venezuela hasta la extenuación: un presidente legal, digan lo que digan y haga lo que haga el loquinario de Maduro, y un presidente autoproclamado en medio de una algarada callejera. Una lista larga de países reconociendo el democraticidio. A partir de ahí, todo vale, todo valdrá. Los vigilantes de la playa democrática, encabezados por el siniestro presidente de EE UU, han iniciado una batalla que acabará con una invasión militar, y mucha sangre inocente. Esto ya no es ruido, es estruendo porque todos, escribo todos, enfatizo "todos", han maltratado, están maltratando al sufrido y orgulloso pueblo venezolano. Llevan años haciéndolo, sobre todo desde que Bush y Aznar apoyaron y propiciaron un siniestro golpe militar contra Hugo Chávez en 2002. De aquellos polvos, estos lodos. Un gran y reconocido banco español encarga estudios a empresas que suelen cobrar suculentos honorarios, para investigarse a sí mismo y saber porque el propio banco se encargó de investigar a los demás con un equipo encabezado por el siniestro Villarejo. Eso ya no es ruido, solo, es un estallido de cinismo nacional, internacional, un escándalo que parece no escandalizar a nadie.

Apenas tres renglones, un breve, y es que la publicidad es una jeringuilla de heroína, en estos casos. Sobre todo la publicidad que puede perderse. Y qué decir de Cataluña sino escribimos tristeza, hartazgo. Allí el ruido es más educado, pero es ruido, también. La lista de ruidos es larga. Por eso, desde que empezó el año, me he refugiado en el silencio, apenas Radio 3 y Radio Clásica: "Aprendiendo a amar el silencio/quedamente/como si nunca antes/hubiera existido el ruido./Aprendiendo a amar el silencio/ a contracorriente/de las estridencias y los gritos/quizás hasta de la vida".

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