El expresidente de Balears, José Ramón Bauzà, abandona su militancia en el Partido Popular y su escaño en el Senado, aunque en la cámara alta le quedaban dos telediarios. Bauzá se va con una larga parrafada contra el "catalanismo" -eso dice- del PP regional.

El farmacéutico, que no regresó a su botica pese a haberlo anunciado a diestra y siniestra, pretende aplicar desde fuera del PP las políticas que condujeron a la formación política de centroultraderecha al mayor fracaso electoral de su historia. Bauzá pasó de 35 diputados cuando nadie le conocía a veinte después de cuatro años. En este lapso de tiempo traicionó a quienes le auparon a la presidencia de los populares de Balears y se alió con los perdedores del congreso regional.

El sueño de Bauzá es convertirse en el asesor áulico de Vox, que este partido sea decisivo en Balears igual que en Andalucía para aplicar de forma indirecta las medidas con las que el PP perdió 15 diputados, 73.000 votos -122.000 frente a los 194.000 del año 2011- y 18 puntos porcentuales -28% frente al 46% de cuatro años antes-. Bauzá pretende alcanzar los objetivos que rechazó la ciudadanía en las urnas, quiere doblegar a sus compañeros hasta ayer mismo aliándose ideológicamente con la escisión que le ha surgido por la derecha.

La carta de Bauzá resulta delirante en algunos aspectos. Asegurar que el PP insular es "cada vez más nacionalista" solo puede provocar entre cualquier persona medianamente informada la misma risotada que le salió a Biel Company, actual presidente de los populares de Balears, cuando le explicaron en Fitur el contenido de la carta de cuatro folios.

Critica a Gabriel Cañellas sin citarle cuando se lamenta: "Es nuestro propio partido, a través de los gobiernos populares precedentes al mío, el que ha sembrado y regado un nacionalismo que la izquierda no ha necesitado más que explotar". El Llanero Solitario ha llegado para cargarse todos los gobiernos que tuvo Balears desde 1983 hasta 1999 y desde 2003 a 2007. Es como si a nivel español el PP renegara de un plumazo de Manuel Fraga, José María Aznar y Mariano Rajoy... aunque la alusión a este último quizás pudiera obviarse tras lo visto en la convención montada a mayor gloria de Pablo Casado.

La frase "el PP provocará que Balears acabe como Cataluña" solo puede escribirla alguien que no pisa las calles mallorquinas, alguien que se encierra en cenáculos muy sectarios que se retroalimentan con sus obsesiones sin que les importe la realidad.

Las alabanzas a su propia gestión podrían causar vergüenza ajena si no fuera porque son el germen del gran fracaso del PP en 2015. La laudatio a los cambios en la Ley de Normalización Lingüística, y a la aprobación del TIL y la ley de símbolos oculta que causaron el mayor rechazo hacia los populares con 100.000 manifestantes en las calles -muchos de ellos sin nada que ver con la izquierda- y del vuelco electoral. También obvia que su empecinamiento avivó la rebelión de alcaldes y el nacimiento de El Pi.

Nadie puede prever qué sucederá en las elecciones autonómicas de mayo. Sin embargo, la deserción de Bauzá deja en manos del PP balear un sorprendente récord. De los cuatro presidentes autonómicos que ha tenido el partido, dos han abandonado la formación, uno hacia la ultraderecha y otro hacia el independentismo - Cristòfol Soler-, y Jaume Matas está en la cárcel por corrupción. ¡Vivir para ver!