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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

La crispación política ¿a quién beneficia?

Que la derecha, PP/Cs/Vox, haya obtenido mayoría absoluta en Andalucía ha provocado desconcierto y crispación en las fuerzas políticas y sociales no sólo andaluzas. La derecha española, como es lógico, ya desde ahora pretende repetir el modelo andaluz de mayoría y de gobierno en las próximas convocatorias electorales (municipales y autonómicas), así como en las elecciones generales próximas (o no). A su vez a los partidos de izquierda, diversas organizaciones y sectores sociales, manifiestan sus inquietudes y crispaciones.

El desconcierto aumenta al tratar de interpretar lo que ha sucedido. Obsesionados con Vox pasamos por alto que la intensidad del impacto de los resultados electorales tiene que ver con los 400.000 votos a ese partido, pero también y mucho con un aumento de la abstención, que ha ampliado el espectro sociológico del "precariado político", y con la desmovilización del electorado de izquierdas que ha supuesto una pérdida de 700.000 votos en relación a las anteriores autonómicas. Mientras unos sectores sociales, en general los más acomodados o los que tienen una mayor percepción de riesgo, lo han canalizado participando activamente en las elecciones; otros sectores sociales han optando por un cierto pasotismo desentendiéndose de las elecciones incluidos militantes y votantes de partidos de izquierda, especialmente los más afectados por la desigualdad social. Es en esa combinación de activismo electoral de unos e inhibición de otros donde reside la clave del gran impacto político de estas elecciones. Es posible que tales "comportamientos electorales" se repitan si las opciones políticas alternativas no recomponen su agenda política y social más de sus espantos y crispaciones.

La homogeneización cultural que genera la globalización juega también su papel en el desconcierto y la inseguridad que sienten muchas personas y que les lleva a recluirse en lo conocido. Quizás sirva escuchar las razones que han llevado a estas personas a abrazar a Vox: el papel jugado históricamente por la familia, la tribu, la religión y la nación en la construcción de espacios de "seguridad". Los humanos buscamos refugio en ellas cuando nos sentimos perplejos e inseguros y queremos combatir todo aquello que erosiona nuestras certezas y convicciones ancestrales, nuestro entorno de seguridad. Mientras Vox, una fuerza nacional populista de extrema derecha, ofrece soluciones simples, acude a los caladeros electorales de la izquierda tal como ocurre en Italia y Francia. La globalización sin gobernanza política está generando inseguridad y miedo en amplios sectores de nuestras sociedades. Por sus consecuencias económicas, en forma de desigualdad social o simplemente de perdida de perspectivas de bienestar.

Lo más importante y urgente es reducir el nivel de crispación, la polarización social y política, mediante la confrontación democrática. La derecha deberá gestionar su gobierno, y su mayoría en el Parlamento andaluz. En las instituciones la palabrería no basta. Hay que proponer. Hay que decidir. Hay que votar. Hay que interactuar con los demás partidos. Hay que debatir. Poner a Vox en esas tesituras es el equivalente a poner a cualquier otro partido político. Descendiendo de la Mesa a los escaños del alargado hemiciclo andaluz, los doce diputados tendrán que presentar sus propuestas legislativas. Sólo sometiendo a la derecha (no sólo a Vox) a sus propias contradicciones y situándoles en el espacio institucional que les corresponde lograremos desmontar su proyecto autoritario, intolerante, ultraconservador y retrógrado.

Sin duda la ciudadanía puede y debe hacer oír su voz, pero si el conflicto se articula sobre factores identitarios, el nacional-populismo de extrema derecha lleva siempre las de ganar. Acogerse al argumento pasional, al eslogan que activa a los hooligans propios y llenar las redes sociales de descalificaciones, beneficia a la derecha y más concretamente a Vox. Sólo permitiendo que luchen con las armas de la democracia lograremos que sigan siendo una minoría testimonial en la política española.

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