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Susu Moll

La mirada femenina

Susu Moll Sarasola

Menos bótox y más libertad

Hace pocos días salió a la opinión pública un listado de cosas que Carolina Herrera considera que no deberíamos hacer a partir de los cuarenta. Me quedé bastante sorprendida al ver que incumplía absolutamente todos los puntos que la diseñadora mencionaba. Debo tener un gusto pésimo, pensé.

Según decía, nada de llevar minifalda, prenda que únicamente deberían llevar las niñas, ni el pelo largo, siempre por encima de los hombros, ni ropa de color negra. Tampoco deberíamos ponernos tejanos, ni camisetas, ni bikinis. Bueno, bikinis sólo hasta los cincuenta.

Según la diseñadora venezolana es de mal gusto aparentar que eres más joven de lo que eres. Ahora bien, ella no aclara el hecho evidente de que tiene ochenta años y aparenta tener veinte menos.

Tampoco dijo nada en contra de inflarse a bótox y ponerse unos morros aspiradora, o de cambiarse el gesto de la cara, cosa que hacen algunas de sus clientas como Renée Zellweger y Nicole Kidman. Eso no parece ser de mal gusto, y en cambio sí llevar unos inofensivos tejanos.

Debo estar loca por osar llevarle la contraria, estamos hablando de Carolina Herrera, pero es que se olvida de algo básico y me sorprende que como artista no lo tenga en cuenta; la expresión.

La expresión no puede ser sólo territorio de los niños y los jóvenes, señora Herrera. La expresión es pasión por la vida, algo que, sin duda, no tiene edad.

Después de las vanguardias y de lo que marcó la música rock con todas sus bandas, desde Bowie hasta el eclecticismo extravagante de Björk, la contundencia de PJ Harvey o el flamenco-trap de Rosalía, me cuesta entender que en el 2019 una profesional de la moda, artista, dicte normas enlatadas sobre la mujer.

¿Por qué no debemos llevar camisetas negras? Con lo que me gustan las que llevan mis hijos, esas con monstruos y calaveras, y lo bien que quedan combinadas con según que otras prendas como tejanos y americana.

Señora, me atrevo a darle algunos ejemplos de artistas a las que admiro y que no siguen en absoluto sus pautas. Y que conste que no hablo de sus ropas de escenario. A sus setenta, Patty Smith, lleva un look masculino en el que predominan las prendas negras y las camisas y americanas de caballero. Y Björk, de cincuenta, defiende un estilo vanguardista con una estética que roza lo alienígena. PJ Harvey alterna minifaldas y transparencias punk con vestidos victorianos, o incluso, con cierto estilo andrógino a lo Nick Cave.

Son ejemplos de mujeres de más de cuarenta, madres de familia y también galardonadas artistas que mueven masas y se visten como les da la gana. Dudo que piensen en términos absolutos sobre lo que se puede hacer y lo que no. Tampoco creo que les importe demasiado lo favorecedor, o que crean que la ropa tiene edad.

La vida es corta y en ningún caso hemos venido al mundo a que nos pongan nota.

Me gustaría que una flamante diseñadora como usted también fuera capaz de perder un poco la compostura y de decirle a las mujeres que ante todo vivan y experimenten. Que se expresen. Que no se limiten a ser un bonito jarrón de flores flamencas.

No se trata de algo meramente estético. A veces es una necesidad de cambio, dejar atrás un pasado del que necesitas liberarte. A veces, quieres explorar algo diferente y conectar con otra parte de tu ser. Y la edad nunca debería ser una losa para no hacer lo que quieras hacer, lo que sientas.

Está bien romper moldes porque los moldes nos restan libertad, y la felicidad y la libertad están completamente entrelazadas. Sin libertad, el ser humano no puede desarrollar todo su potencial.

Por eso con todo cariño, me atrevo a decirle señora Herrera, menos bótox y más libertad.

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