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Norberto Alcover

El maltrato infantil/juvenil

E l Bola es una película de Achero Mañas realizada en el 2000 y española. Barrió en los Goya y ha permanecido como referente (y casi ejemplo único) de la cuestión que cada día nos preocupa más: el maltrato de los niños/jóvenes en nuestra sociedad y en concreto en la misma familia. Algo que solemos obviar, dada la relevancia que desgraciadamente ha adquirido la pedofilia en algunos ambientes clericales. Pero insisto, una cuestión no debiera dar de lado a esta otra del maltrato en general, ejercido sobre aquellos que carecen de capacidad para defenderse.

El Bola, con una fascinante interpretación del joven Juan José Ballesta y una dirección/guion llamativos de Mañas, está ahí como muestra dolorosa y eficaz de lo que en este momento nos ocupa: una familia de clase media/ baja en la que el padre, ante la impotencia de una madre subordinada al marido, maltrata física y también psicológicamente al hijo. Otra cosa es que esta historia derive, en un intento de recuperación del pequeño, en la relación con una segunda familia que lo acogerá e intervendrá para solucionar tan terrible situación. Familias de ambos tipos existen, vaya que sí. De las primeras, se habla poco. De las segundas, admirables, mucho menos. Pero el conjunto forma un magma que debiera interpelarnos mucho más de los que suele suceder. El maltrato en la familia está ahí. Y con cifras inesperadas.

Tanto el informe del Centro Reina Sofía sobre "El maltrato infantil en la familia en España" como el otro de UNICEF, titulado "Violencia sexual en cifras", si bien tengan algunos años a sus espaldas, nos permiten descubrir cuantitativamente ese pozo sin fondo al que nos referimos en estas líneas. Por ejemplo, la diferencia del maltrato entre los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo, es abismal: Reino Unido, Estados Unidos, Australia y Canadá nos ofrecen datos inesperados, pero mucho menos que los de una serie de países africanos de raíz islamista y fundamentalista. Porque mientras el maltrato en los primeros es del 16%, en los segundos alcanza el 63%. En este sentido, se hace necesario ofrecer una cifra reasuntiva: 6 de cada 10 niños a nivel mundial y entre 2 y 14 años sufren maltrato físico a diario. Por ejemplo, cada 5 minutos muere un niño a causa de la violencia de cualquier tipo. Por ejemplo, el número de menores casadas contra su voluntad se eleva a 14 millones al año, lo que significa que, a diario, son 39.000 las niñas que pasan por este tremendo trauma, que les determinará toda la vida y muy posiblemente su forma de entender la estructura familiar y de enfocar la educación de sus mismos hijos e hijas. Por ejemplo, el 30% de las niñas son expuestas (precisamos bien el verbo) a algún tipo de abuso sexual, y el 15% de los niños. Nótese que, en alguna de estas cifras, todas ellas tomadas de los informes citados antes, no se distingue la modalidad de maltrato infringido, que podrá se físico, psicológico, sexual, intelectual y no menos por descuido de las obligaciones paternas y maternas. Desgraciadamente estamos ante un magma que sume en el desconcierto y en la casi desesperación.

Los informes insisten menos en la reflexión ética y moral, personal y sociológica, del hecho, si bien ofrecen pautas rigurosas en general. Y aquí queríamos llegar en este artículo: ¿de dónde surgen estas cifras puras y duras? Primero: de carencias personales de todo tipo en los padres, es decir, de una falta de madurez y de preparación para afrontar con suficiente lucidez los problemas y la jovencísima personalidad de sus hijos e hijas. Segundo: de la frustración paterna y materna antes las recortadas expectativas que les ofrece la vida cotidiana, que se traduce en agresividad hacia las personas de los hijos e hijas. Tercero: de la cultura ambiental, que no pone límites a la educación permisiva recibida por los hijos/as y en consecuencia acaba por engendrar personalidades fracturadas que superan, en tantas ocasiones, la capacidad de los padres para hacerles frente. Y, en fin, por el silencio culpable de quienes rodean tales conjuntos familiares, de forma que imponen el silencio como respuesta fácil e irresponsable. Y por supuesto, lo que no debemos silenciar jamás, por el hecho de que en un mundo de adultos agresivo e implacable muchos niños y niñas adquieren patologías insalvables que los llevan a estos procesos de autodestrucción. Es un matiz importante de la tercera causa indicada, si bien ahonda en lo ya dicho.

Tal vez por este conjunto de razones expuestas, tener hijos se está convirtiendo en un problema no solo económico porque también ético y sociológico: ¿seremos capaces de educar como se debe a unos hombres y mujeres que demandan tantas cualidades para sacarles adelante como personas individuales y ciudadanos responsables, en una sociedad que en general no ayuda como debiera a esta relevante tarea? No es una pregunta baladí, que, en parte, la inmigración resuelve por lo menos en la primera y segunda generación. No basta recurrir a excusas ya manidas como el trabajo femenino, las ya citadas carencias económicas, el egoísmo pater/materno, la falta de tiempo y respuestas parecidas. Cuando sucede algo tan demoledor es que hay causas más profundas que lo producen y en ellas, aunque resulten muy dolorosas, habrá que incidir con todos los medios oportunos y posibles. Y por esta razón, el aplauso más cerrado para todas las asociaciones y colectivos que luchan para eliminar o, por lo menos paliar esta lacra. Son gente admirable.

Tomen, en fin, el ejemplo planteado en 'El Bola', y saquen consecuencias. Porque, de manera resumida, todo está ahí. En esta historia impresionante de este niño de unos doce años que se estrella contra la dureza implacable de su padre? hasta que otro padre, y éste del todo alternativo, le salva del incendio. Visionar el film es solamente una iniciación, nada más. Pero basta recorrer este paisaje que, en estas breves líneas, he intentado ofrecerles. Pienso que todavía tenemos la solución en nuestras manos. Son las grietas del sistema, que es el que es.

P.D.: Mañana viernes y en la Casa de Espiritualidad y Descanso San Alonso Rodríguez, Son Bono, a las 19 horas, tendrá lugar la representación, proyección y coloquio sobre El Bola, en un ciclo sobre la juventud.

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