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José María de Loma

El tonto que no amaba cincuentonas

Ya tenía yo el barrunto de que se puede, a la vez, escribir buenas novelas y ser imbécil. El escritor francés Yann Moix, afamado presentador de televisión galo, multipremiado y polémico, ha declarado que es "incapaz de amar a una mujer de 50 años". Las encuentra "demasiado viejas". La cosa es que él mismo tiene cincuenta tacos también. Sus declaraciones han provocado que lo más granado de la intelectualidad, lo más combativo de las redes sociales y también mucha gente de a pie se haya rasgado las vestiduras. Literalmente, porque por ejemplo la periodista, Colombe Schneck, de 52 años, se las rasgó tanto que colgó en Instagram una foto de su culo (que ha sido suprimida de la red social) añadiendo: "Este es el culo de una mujer de 52 años. Qué imbécil eres, no sabes lo que te pierdes. Tú y tu pensamiento barrigón". Nótese además la elegancia de la tal Schneck, al no poner una coma entre pensamiento y barrigón, con lo cual creo que lo insulta doblemente y con mucho tino. Que ganas dan de verle el culo, por cierto.

En fin, estamos tardando en decirlo: Moix pretende provocar y vender más libros. Obvio. Lo logrará. Lo de vender. Lo de provocar es harina de otro costal, concretamente de un costal pacato. Moix es faltón y borde y seguramente fanfarrón, dado que dice que sólo sale con jóvenes. En concreto, asiáticas. El tópico machista dice que las asiáticas son mejores por ser más sumisas. O sea, las declaraciones, en Marie Claire, revista femenina y feminista, lo tienen todo. No tienen desperdicio. Suponen el sueño de cualquier entrevistador (que es entrevistadora), de cualquier director (que es directora) de medio. La novela que trata de promocionar este hombre, que rechazaría enrollarse con mujeres como Halle Berry (52) o Julia Roberts o tantas anónimas se llama Rompre. No han faltado opiniones españolas acerca de Moix, tildándolo de buenorro. De tonto, presunto, de inteligente provocador, de escritor acabado o de genio del márketing, que no del amor. Esperamos por nuestra parte una entrevista al autor cuando tenga sesenta o setenta, a ver qué opina de las cincuentonas, que comenzarán a parecerle jovencitas. Los juegos de la edad madura, podría llamarse una novela suya nueva, si es que no hay ya una novela que se llama así. Los juegos de la edad tardía fue una de Luis Landero, gran escritor y novelista, que además representa un tipo de creador alejado de los focos, las teles, los mariclaires de la vida, las preysler y el papel couché. Que no venden a base de provocar y sí de escribir buenos libros cuyas virtudes se propagan boca oreja. Oreja a veces sensual y apetecible, dulcemente amelocotonada de una estupenda mujer de cincuenta años por ejemplo.

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