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En la nube

Facebook vendió a sus usuarios como mercancía durante años

Salen a la luz los acuerdos que la red social firmó con más de 150 empresas para dejarlas acceder a información sensible de las personas, como los mensajes privados y sus contactos

Si tiene una cuenta en Facebook, usted se ha convertido en un producto. El paquete con sus datos personales, número de teléfono, listado de amigos y "me gusta" es la moneda de cambio con la que la red social de Mark Zuckerberg ha hecho negocio en los últimos años. Facebook ha facilitado la información que guarda de sus 2.200 millones de usuarios a más de 150 empresas de Silicon Valley para aumentar sus ingresos por publicidad y, de paso, atrapar a nuevas personas en su red. "No le vendemos datos a nadie", dijo Zuckerberg al Congreso durante una audiencia en abril. No venden, pero sí trafican. Mientras aseguran blindar la privacidad de su comunidad para evitar nuevos escándalos, el flujo de datos que intercambia con Spotify, Amazon o Netflix no cesa. El negocio depende de ello.

El razonamiento de Facebook es sencillo: no vendo los datos porque es ilegal, pero levanto la mano con ciertas compañías para que puedan acceder libremente a información sensible como los mensajes privados de los usuarios o sus direcciones de correo electrónico. Estos "arreglos" especiales con empresas tecnológicas (incluidos pequeñas empresas de entretenimiento en línea), fabricantes de automóviles y organizaciones de medios figuran en cientos de páginas de documentos internos de Facebook a los que ha tenido acceso el diario The New York Times. La investigación periodística, junto a una serie de entrevistas a unos cincuenta exempleados de la compañía, confirma las sospechas: la maniobra de Cambridge Analytica, que utilizó los datos de Facebook para interferir en las elecciones estadounidenses de 2016, era sólo la punta del iceberg. Mientras Facebook pedía perdón por este episodio, abría la puerta de atrás para colar a "los elegidos".

Amazon, Microsoft, Spotify, Netflix y Yahoo tenían pase VIP a los datos de Facebook. Por ejemplo, Netflix y Spotify tenían la capacidad de leer, escribir o eliminar los mensajes privados de la red social. Amazon obtenía nombres de los usuarios e información de contacto. Bing, el motor de búsqueda de Microsoft, y Yahoo accedían a los nombres de todos los amigos de un usuario de Facebook y sus publicaciones. Aunque Yahoo dejó de utilizar esta información en 2012, el año pasado todavía tenía acceso a los datos de 100.000 personas al mes. El flujo de ficheros seguía activo en 2017 y algunos contratos todavía estaban vigentes este año, según los documentos internos de Facebook.

El intercambio de información sensible entre los grandes de Silicon Valley era beneficioso para todos, menos para el usuario. De un lado, Facebook aumentó el flujo de personas a su comunidad y, por tanto, aumentó sus ingresos por publicidad. Del otro, las empresas adquirieron valiosas características de los usuarios para hacer sus productos más atractivos. El usuario, en cambio, no estaba al tanto de todo el entramado.

Steve Satterfield, director de privacidad y política pública de Facebook, asegura que ninguna de las asociaciones violaba la privacidad de las personas. La Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos discrepa. La institución ya requirió a Facebook en 2011 para que fortaleciera la privacidad de su comunidad y divulgase, en detalle, cómo trataban los datos a través de un acuerdo de consentimiento. Cuatro exempleados de la Comisión consideran que el intercambio de datos que lleva a cabo Facebook no cumple dicho acuerdo porque los usuarios no tenían forma de saber con qué compañías se compartían su información personal.

Para Facebook estos acuerdos eran de lo más inocentes. En los términos del contrato se especificaba que las compañías no podían "ignorar la configuración de privacidad de las personas", según puntualiza su director de privacidad. A juicio de Facebook estas compañías no traspasaron los límites acordados, por lo que no ven nada ilegal. Algunos de sus socios más grandes, como Amazon o Microsoft, suscriben las palabras de Facebook y aseguran que han usado la información de forma adecuada, aunque se negaron a dar más datos sobre sus acuerdos. Netflix apunta a que sólo usó la información para recomendar contenidos a sus clientes y a sus amigos.

Los registros internos de Facebook también revelan acuerdos con más de sesenta fabricantes de teléfonos inteligentes, tabletas y otros dispositivos. Son, en palabras de la compañía, sus "socios de integración". Los dispositivos de Apple, por ejemplo, tenían acceso a los números de contacto y las entradas de calendario de los usuarios de Facebooked. Yandex, una compañía rusa de medios sociales acusada de estar vinculada al Kremlin, tuvo acceso a los perfiles de Facebook durante años, a pesar de que la red social asegura haber ido cortando acceso a las aplicaciones "maliciosas" a partir del escándalo de Cambridge Analytica, por el que la compañía ha recibido esta semana una demanda de la Fiscalía de Washington "por no proteger la privacidad de los usuarios y engañarlos".

Ha sido un año pésimo para la red social. En los últimos meses Zuckerberg se ha tenido que sentar varias veces ante legisladores y reguladores de Estados Unidos y Europa para explicar cómo guardaba su información. Entonó el mea culpa, pero no arrojó luz sobre el tema. Su ambigüedad le salió cara. El precio de las acciones de la red social han caído de forma considerable y un grupo de accionistas pide la cabeza de Zuckerberg.

Los usuarios también toman medidas. Muchos comienzan a abandonar la red social a través del movimiento #DeleteFacebook (borrar Facebook). El número de personas con una cuenta en Facebook no parecer haber disminuido demasiado en los datos trimestrales de la compañía, pero su popularidad está tocada. Ya no es la red social favorita entre los adolescentes de Estados Unidos, que prefieren Youtube.

"Nadie debería confiar en Facebook hasta que cambien su modelo de negocio". Así de rotundo es Roger McNamee, uno de los primeros inversores de Facebook. "No creo que sea legítimo participar en asociaciones de intercambio de datos donde no haya un consentimiento fundamentado previo del usuario", remata. Pero el modus operandi de Facebook con los datos no es nuevo. Zuckerberg conocía el potencial de la información personal de los usuarios desde el principio. En sus inicios, utilizó su tejido de datos como moneda de cambio para asociarse con pequeñas plataformas que engordaban su influencia y terminar con la posible competencia. En 2010 la red social creció de forma acelerada al son de las colaboraciones y, en 2013, la masa de socios de Facebook con privilegios para acceder a los datos era enorme. La información comenzó a fluir en ambas direcciones.

La red social también se servía de datos para implementar las funciones de su plataforma. Así nació la polémica aplicación de sugerencia de amistades "Personas que quizá conozcas", que cruzaba datos sin sentido y recomendaba conexiones de amigos entre pacientes del mismo psiquiatra, familiares separados o un acosador y su víctima. Para sugerir amistades, Facebook se alimentaba de la lista de contactos de socios como Amazon, Yahoo o la compañía china Huawei. El flujo de datos era bidireccional. Compartían la gasolina que engrasa los engranajes de internet.

Los datos son el petróleo del siglo XXI. El gasto de las empresas estadounidenses para adquirir y procesar datos de los consumidores será de 20.000 millones de dólares (más de 17.000 millones de euros).

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