Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Javier Cuervo

Artículos de broma

Javier Cuervo

Convivir con el monstruo

Hace cuarenta años que China se quitó el cuello Mao, calculo que cuando se puso de moda entre los jóvenes españoles. Lo que va de Deng Xiaoping a Xi Jinping en la política de reforma y apertura es un proceso uniformemente acelerado de riqueza y reparto que ha llevado a China a ser la primera economía mundial y a que sus pobres hayan descendido del 66,6 al 0,7%.

En los ochenta aún se presentaba a los chinos como negociadores desquiciantes y milenariamente desleales que llevaban a los ejecutivos estadounidenses al suicidio o la locura. No hay datos de muertos entre entonces y el actual tráfico incesante y kilométrico de contenedores por carretera, tren y barco. O mentían los viejos teletipos o las culturas descubrieron como entenderse.

Como productor, China es disuasorio: si lo hacen ellos, no lo hagas tú. Como competidor, excluyente. Al producir más barato que nadie, cualquier industria que no vaya a la cabeza en la innovación y la competitividad basada en la tecnología en seguida pasará a tener los empleados que más cobren y menos trabajen.

China es corrupta en su comunismo y en su capitalismo y, cuarenta años después, el engendro al que Occidente abraza es una mezcla eficaz y feroz de planificación y mercado, de enormidad y desdén por los derechos humanos, el desarrollo sostenible y la democracia. El dumping (vender un producto por debajo de su precio o de su coste para eliminar competidores) se le reprocha a China en términos económicos, laborales, ecológicos, sociales y democráticos. China, funciona económicamente muy bien sin democracia desde el lado contrario al ultraliberalismo, que va de muerte en regímenes autoritarios. La democracia también está emparedada entre China y Chicago.

Compartir el artículo

stats