Parafraseando el versículo bíblico que encabeza el artículo, el sector de la promoción inmobiliaria en Mallorca ha sufrido radicales cambios en los últimos años, tanto en los actores que participan en el proceso (los "odres") como en el producto que desarrolla (el " vino").

En cuanto a los actores, el panorama ha variado profundamente después del tsunami vivido en los últimos años.

En primer lugar, la oferta. Los promotores inmobiliarios ahora somos más profesionales. Los pocos empresarios tradicionales que han sobrevivido a la crisis lo han hecho en base a esfuerzo, capacidad de adaptación e incrementando la calidad de su producto. Los nuevos promotores institucionales que estamos desarrollando proyectos en Mallorca aportamos un alto nivel de diseño, integración con el entorno y respeto al medioambiente.

Ambos perfiles de promotores sabemos que la sociedad exige unas nuevas reglas de juego y mayores estándares legales y éticos. Todos creemos firmemente en la función social del urbanismo para proveer una de las necesidades básicas de la familia: su hogar.

En segundo lugar, la demanda. La irrupción de internet ha modificado por completo el proceso comercial. La posibilidad de acceder a innumerables fuentes de conocimiento hace que el cliente cada vez esté más informado y sea más exigente. Eso beneficia a ambas partes (comprador y vendedor), ya que, como argumentó el Nobel de Economía Eugene Fama, la transparencia mejora la eficiencia.

Además de las tradicionales inquietudes del comprador sobre precio, plazo y calidad, han surgido otras nuevas cuestiones como la eficiencia energética de su vivienda, el impacto medioambiental del edificio, la conectividad digital de su hogar, la integración de los medios de transporte eléctricos y el respeto al entorno natural y al patrimonio histórico de la isla.

Afortunadamente, el sector inmobiliario mallorquín es puntero en España en satisfacer estas necesidades. Los profesionales que lo integran (arquitectos, ingenieros, diseñadores, constructores, etc.) están acostumbrados desde hace decenios a diseñar y construir con altos estándares gracias a la exposición a un público extranjero exigente. Ese savoir faire se emplea también para construir los hogares de los residentes nacionales.

En cuanto al producto (el "vino" con el que iniciamos el artículo), el principal problema es la falta de la materia prima básica para construir una vivienda: el suelo. Esta carencia para poder edificar es un lastre que tensiona al alza el precio de la vivienda de obra nueva. Según la estadística del Ministerio de Fomento, Balears es, después de Madrid, la segunda comunidad autónoma con el precio de suelo urbano más alto. Existen amplios sectores de la población que no pueden acceder a una vivienda porque no pueden pagarla. Si el suelo urbanizado es un bien escaso, difícilmente se podrá producir una vivienda asequible.

Las Administraciones Públicas, responsables del planeamiento, deben de procurar los cauces necesarios para que exista una mayor dotación de suelo urbanizado, respetando siempre la protección del medio ambiente y la fauna, el patrimonio histórico y los principios de legalidad, transparencia y competencia. Pueden estar seguros de que en el nuevo sector inmobiliario encontrarán un compañero de viaje profesional y comprometido en alcanzar ese objetivo.

* Delegado de AEDAS Homes en Baleares