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Joaquín Rábago

360 grados

Joaquín Rábago

La extrema derecha alemana amenaza al teatro

Hay un teatro que no gusta a la extrema derecha alemana, y es el que, ocupándose de asuntos de actualidad, promueve la solidaridad con los más débiles como son en este momento los refugiados.

En busca siempre de objetivos sobre los que descargar su frustración y vomitar su odio, esos radicales ven un enemigo en el teatro que llaman "elitista" y de "izquierdas " y actúan en consecuencia.

En el caso de Alternativa para Alemania (AfD), partido que desde el euroescepticismo y la crítica a la moneda común ha pasado a la xenofobia y el racismo, los ataques a las que llama "elites" culturales le sirven siempre para movilizar a su electorado.

Allí donde ese partido ocupa escaños, bien sea en el Gobierno municipal o en el regional, sus políticos de exigen que se eliminen las subvenciones que reciben ciertas salas por estar en desacuerdo con las obras programadas.

Hace dos años, el grupo parlamentario de AfD en Potsdam exigió que se retirara de cartel antes de su estreno una obra que trata de las personas que ayudan voluntariamente a los refugiados.

Por su parte, el director teatral Falk Richter recibió amenazas de muerte tras montar la obra Fear ( Miedo) en la Schaubühne berlinesa, uno de los más prestigiosos teatros de la capital.

En Chemnitz, escenario de frecuentes manifestaciones de la extrema derecha, explotó una bomba frente a un centro cultural donde se representaba otra obra en torno a unos asesinatos cometidos por un grupo de neonazis alemanes.

Y una amenaza de bomba obligó a desalojar durante una representación otro famoso teatro berlinés, el Friedrichpalast, especializado en musicales.

No es que sea una novedad porque, como recuerda el diario Süddeutsche Zeitung, algo parecido ocurrió hace años en Viena cuando se estrenó allí la obra de Thomar Bernhard Heldenplatz, en la que se denunciaba la pervivencia del nazismo entre los austriacos.

Entre los ultras que protestaron entonces con todo tipo de alborotos contra aquel estreno estaba Heinz-Christian Strache, sucesor de Jörg Haider al frente del ultraderechista Partido de la Libertad de Austria y actual vicecanciller de ese país.

El año pasado se despidieron definitivamente del teatro de Altenburg cuatro actores extranjeros, hartos de las ofensas que se veían obligados a soportar en su vida diaria.

En otro incidente ocurrido en Aquisgrán y que cuenta también el citado diario, un portavoz de AfD exigió que se eliminaran del texto de una obra titulada Tierra Santa ciertos pasajes en los que se establecían paralelos entre el islamismo y el fanatismo ultra.

Frente a las bombas, los mensajes de odio, las amenazas de muerte y las querellas de los radicales, los responsables de más de un centenar de teatros, museos, salas de conciertos y otras instituciones culturales de todo el país han firmado un manifiesto.

En él llaman a la participación de todos en campañas y manifestaciones contra el racismo y la xenofobia a la vez que se comprometen a apoyar activamente a los actores y otras gentes de la cultura que sean víctimas del acoso de la ultraderecha.

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