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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

¿Es posible un futuro sin crispación?

La confianza activa de los ciudadanos/as es condición sine qua non para la construcción y consolidación de una sociedad democrática y cohesionada (política, económica,social y culturalmente) donde los valores dominantes sean la autonomía y libertad de las personas, la tolerancia, el respeto y la solidaridad participativa, en un contexto de igualdad de oportunidades. A pesar de que gozamos de unos niveles de bienestar relativamente satisfactorios (aunque mejorables) y de unos imputs democráticos (con sus innegables déficits), la desconfianza hacia sus instituciones, incluidos sus gestores, han tomado carta de ciudadanía, creando un clímax de malestar y crispación social.

Pero los índices objetivos de bienestar, aunque sean necesarios para determinar los niveles de cohesión social, no son suficientes. Las opiniones y valoraciones del ciudadano tienen un valor clave para entender la percepción de las "problemáticas" actuales, así como para entender las relaciones individuo-sociedad, confianza-desconfianza. ¿Cuáles son los principales "problemas colectivos" percibidos por los ciudadanos? ¿Qué importancia y valoración se atribuye a las instancias colectivas para resolver los "problemas individuales"? Estas y otras preguntas nos ofrecen un indicador clave de cohesión social, en relación a la concepción de las "problemáticas sociales", sus causas y su solución.

Los dos principales problemas colectivos percibidos en nuestra sociedad balear (Quaderns Gadeso 352 www.gadeso.org) se centran no tanto en los índices de paro (como en el resto de España) sino en la falta de calidad del empleo creado (temporal/precario), y en la dificultad de acceso a la vivienda. Y los dos problemas entrelazados entre sí. El trabajo inestable y los salarios bajos imposibilitan el acceso a una vivienda digna no sólo en régimen de propiedad mediante hipoteca (¡vade retro!) sino también mediante un alquiler asequible. Situación que afecta - aunque no sólo - al segmento juvenil que malvive y malconvive ante la imposibilidad de emanciparse y desarrollar un proyecto de vida compartido. En la misma publicación se refleja la opinión de los ciudadanos respeto a las iniciativas del Govern referidas específicamente a un trabajo digno y a una vivienda asequible. Un 64% considera positivas las iniciativas del Govern en las políticas activas de empleo, frente a un 20% que las consideran ineficaces. En referencia al acceso a la vivienda un 20% considera que la Llei de Vivenda puede ser un instrumento útil; frente a un 70% que se reafirma en la inexistencia de un mercado asequible de viviendas especialmente de alquiler.

En la misma investigación se plantea la valoración de la gestión pública de sus gestores y de la oposición, tanto a nivel nacional como de Balears. Voy a referirme únicamente a los resultados en nuestra comunidad. La valoración del Govern es regular alto (1,8/3). La valoración media de los miembros del Govern es un 4,4/10, la presidenta obtiene una valoración de 4,7/10 y con resultados muy diversos entre los distintos consellers. A su vez el conjunto de la oposición, sin empeorar, suspende (1,3/3) y la valoración media de sus portavoces de 3,9/10 varía según sea el opositor y el partido.

Sin buscar excusas a la escasa valoración de la acción y gestión política de unos y otros en nuestra comunidad, tampoco pretendo caer en la descalificación simplista de nuestros políticos. Sería un error y una falsedad. La gestión pública es compleja y no fácil. Las situaciones de riesgo en amplios segmentos son una realidad, y los recursos escasos. Se debe priorizar. Muchas de las "soluciones" reales son a medio plazo, léase más de una legislatura, lo que convierte en "invisibles" las actuaciones previas de los gestores públicos, lo que dificulta la trasmisión de confianza. Pero, además, tal percepción negativa de la acción política en nuestra comunidad, aunque mal de muchos sea consuelo de tontos, es común en el conjunto de España, y en los países de nuestro entorno europeo. La desafección política es un hecho muy preocupante, es caldo de cultivo de populismos de diversa calaña.

¿Es posible un futuro sin crispación? Sí, pero no es fácil. La política es imprescindible. O los ciudadanos/as hacemos política, u otros la harán en "nuestro" lugar y nombre. El futuro no está escrito. De momento todavía depende de los ciudadanos.

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