Diario de Mallorca

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Estábamos en que el actual gobierno, el presidido por el doctor Sánchez, es la novena maravilla del mundo; la décima en el peor de los casos. El diario de más tirada y difusión del país publica editorial tras editorial afirmándolo, con una insistencia incomprensible porque no hace falta alguna remachar lo obvio. Pero ha sido la vicepresidenta Carmen Calvo la que ha dado la muestra de ingenio, cultura y oportunidad más palpable al introducir la cuarta dimensión, el tiempo, en la política. Al contestar a la pregunta acerca de por qué su presidente apoyaba antes la idea de que los soberanistas cometieron (presuntamente) el delito de rebelión y ahora no, Calvo hizo ver que él nunca había dicho eso. Había sido el pre-presidente, un Sánchez anterior en el tiempo, el autor de la calificación de rebeldía ahora atroz. Otro Sánchez, en suma.

La física cuántica ha introducido de la mano de Roger Penrose la consideración de universos infinitos como complemento al nuestro, al que apareció con el Big Bang dando lugar al espacio y al tiempo. Cada uno de esos universos alternativos tendría su propia condición espaciotemporal y, siendo infinitos, alguno habrá, antes o después, con un presidente Sánchez al revés, un rebeldista precedido por una especie de clon sedicionero. Quod erat demostrandum.

La filosofía también ha hablado en favor de la señora Calvo y su mentor. Fue Heráclito quien nos advirtió „sostiene Platón„ que no es posible bañarse dos veces en el mismo río porque sus aguas son otras con el paso del tiempo. En lo que no caímos hasta que la vicepresidenta nos abrió los ojos es en que el propio bañista tambián habrá cambiado por necesidad y puede que hasta el extremo de ser su opuesto. Así que no existe ninguna contradicción lógica al sostener una cosa y la contraria. Cabe enmendar la plana al gran ignorante Aristóteles porque, para cometer falacia, hay que decir "rebelión" y "no-rebelión" al mismo tiempo. Puede usted probar a hacerlo y verá que no le sale ninguna frase inteligible, sólo un molesto trabalenguas en el que la oposición al Gobierno tropieza de continuo.

Quienes crean que la doctrina del tiempo invocada por Calvo se limita al concepto de rebelión yerra una vez más. Sirve también para explicar por qué no se convocan elecciones tras prometer hacerlo nada menos que en el discurso de defensa de la moción de censura que llevó al presidente Sánchez actual. Perdón: al de entonces. Digámoslo en griego para no volver a los latinajos: panta rei. Todo fluye y, por encima de las demás claves de la política, fluye una legislatura en la que creíamos que íbamos a aburrirnos. Todo lo contrario: enseñar deleitando. Es lo que ha hecho la vicepresidenta Calvo a beneficio de nosotros los ciudadanos, tan cretinos que dábamos por cierto que las palabras mantienen su significado aunque el río fluya, el tiempo pase y los universos jueguen al pimpón.

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