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Vox: Trumpismo a la española

Sin lugar a dudas, el fenómeno más destacado de la política española en las últimas semanas (aparte de las negociaciones presupuestarias en la cárcel catalana de Lledoners) ha sido la irrupción de una formación de extrema derecha, con posibilidades de pegar mordiscos a los partidos de centro-derecha (que, hasta ahora, se disputaban el electorado conservador). Se trata de Vox, creada a finales de 2013 y liderada por Santiago Abascal, un exmilitante del PP que abandonó esta formación por su suavidad, a la hora de enfrentarse al secesionismo catalán.

Pero, ¿quiénes votarían a Vox y qué posibilidades tiene de consolidarse? Si atendemos a las últimas encuestas (una de ellas, elaborada por Metroscopia, le otorgaba un 5% del voto, lo que se traduciría en 6 escaños), nos revelan que: se trata de votantes muy escorados a la derecha, en el espectro ideológico (por encima de 7, en una escala de 1 a 10, siendo 1 extrema izquierda y 10 extrema derecha); con una clara procedencia del PP (más de la mitad de sus posibles votantes lo habrían hecho a los populares), pero sin descuidar a Ciudadanos (un tercio) y, de manera significativa, de la abstención (un 10% de votos). Es decir, consiguen voto nuevo, que no era capaz de ser atraído por otros partidos.

Este último aspecto, unido a que la lucha entre las derechas moderadas está centrada en ver quién es más duro con los independentistas, favorece el marco que busca Vox. Su rechazo a la inmigración, además, les coloca al mismo nivel de otros partidos occidentales, que han situado la aversión hacia el extranjero en el centro del debate público. Si se añade que, en los próximos meses, la economía española irá desacelerando, el cóctel es claramente propicio para que el partido de Abascal siga creciendo en expectativas, en los próximos tiempos.

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