En los últimos años, el sector turístico en España ha invertido de forma relevante en mejoras de producto, evolución de experiencias y profesionalización de la gestión. La reconversión de destinos, tarea estratégica y de largo recorrido, es un ejemplo más de nuestra ambición por ser líderes mundiales. En este ámbito, Balears es un caso de éxito y de esfuerzo colectivo por mejorar la oferta y la calidad. Estos esfuerzos han coincidido en el tiempo con unos años privilegiados para España por la inestabilidad de importantes destinos competidores. Pero nada es eterno. Hoy, nuestros competidores están estabilizando sus destinos y se esfuerzan en dar a conocer su oferta. Los clientes, por su parte, son más exigentes: buscan nuevas experiencias y una oferta variada a buenos precios.

Reposicionar un destino significa más oferta, de más valor, clientes con mayor capacidad de gasto y desestacionalizar. El reposicionamiento de destinos permite, adicionalmente, acometer la renovación con parámetros actualizados en materia de sostenibilidad aplicando las mejores prácticas en consumos, materiales, implicación de proveedores locales? Pero en Balears hoy no hablamos de proyectos, hablamos de realidades. Buenos ejemplos son el liderazgo desarrollado por grandes cadenas hoteleras en lugares como Calvià, Playa de Palma o Playa d'en Bossa en Ibiza. En Ibiza, tenemos hoteles únicos que son polo de atracción de un cliente de alto valor y capacidad de gasto. En Magaluf se ha pasado de un destino maduro y decadente a un deseado lugar vacacional con mayor presencia de familias. También en Playa de Palma, varias cadenas han acometido proyectos millonarios para actualizar su planta hotelera.

Se trata de inversiones muy relevantes, pero cuyos retornos son indiscutibles. Para los hoteleros, una mejora del perfil de cliente, con mayor capacidad adquisitiva y precios más altos. Para los restauradores, retailers y empresas de ocio, nuevas oportunidades de crecimiento. Para la comunidad local, más empleo directo e indirecto y una mayor calidad y valor del territorio. Para los gobiernos, mejora del empleo, de los ingresos por impuestos, de la imagen de la zona y una bandera del desarrollo sostenible.

Para tener éxito en los procesos de reposicionamiento es necesaria inversión, innovación, colaboración público-privada, implicación de los residentes, marketing y comunicación y adaptación de infraestructuras (conectividad, seguridad, limpieza...). También la tecnología juega un papel relevante y el despliegue de destinos integrados proporciona un entorno idóneo para la digitalización. Facilitar una experiencia diferencial al cliente, una mayor eficiencia en la gestión y un conocimiento del comportamiento del cliente permiten una relación personalizada a largo plazo.

Todos ellos son ingredientes que ya tenemos por lo que, si seguimos con este esfuerzo de actualización de nuestra oferta, nuestros destinos seguirán siendo prioritarios para millones de consumidores de todo el mundo.

* Socio responsable de la industria Transport, Hospitality & Services (THS) EMEA de Deloitte