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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

Empresarios, turistas y ciudadanos

Apesar de que continúe vivo y coleando un nivel aceptable de actividad turística, la temporada alta intensiva ha concluido. Y, en consecuencia, ha llegado el momento de evaluar sus resultados que la Fundació Gadeso publica desde el año 2002 en Quaderns Gadeso (QG), en base a detectar y analizar la opinión de tres colectivos relevantes: los empresarios, los turistas y la ciudadanía.

En los números 345-346 de QG se reflejan las opiniones de los turistas que nos han visitado esta temporada alta. Su índice de satisfacción es notable, pero especialmente entre nuestros clientes "repetidores" comienza a percibirse unos niveles de insatisfacción referidos a ciertas infraestructuras y a determinados entornos medio ambientales, debido a una creciente sensación de "masificación". ¡Ojo al dato! En QG 348 número 348 se expresa la opinión de los ciudadanos. No se percibe ningún síntoma significativo de turismofobia, aunque se ponga en duda la validez del vigente modelo turístico. Se reconoce la relevancia del turismo en nuestra actividad económica, con su consiguiente creación de empleo (directo o indirecto). Pero a su vez se percibe una inquietud creciente en la "concentración" insostenible de turistas durante los dos meses intensivos que,entre otras consecuencias, nos conduce a un aumento descontrolado de infraestructuras; y la constatación de que el empleo que se crea es básicamente temporal. También ¡ojo al dato!

En el número 350 de QG recién publicado (www.gadeso.org) se expone el clima empresarial referido a la temporada alta recién concluida: la rentabilidad de las empresas turísticas de alojamiento y de oferta complementaria. En Mallorca, a pesar de la competencia creciente de las denominadas viviendas de alquiler turístico, los beneficios empresariales en el alojamiento son positivos, con un aumento de precios y moderado de ocupación. Teniendo en cuenta la bondad de la temporada 2017, un 97% afirma que su rentabilidad ha sido igual, y un 9% considera que ha sido superior.

Tales criterios positivos de rentabilidad no coinciden con los empresarios de oferta complementaria (restauración, comercio turístico€). Un 3% afirma declarar pérdidas y un 97% igual que en 2017 (que ya no fue una temporada positiva). Un 2% reconoce que ha aumentado sus ventas, mientras un 5% afirma que han disminuido a pesar de haber bajado los precios. Una parte significativa de tal empresariado da como motivo la baja capacidad de gasto de los turistas: visitantes muchos, clientes pocos. Sin negar la validez relativa de tal argumento, debería reflexionarse en la relación precio/calidad y en la escasa diferenciación de los productos ofrecidos.

Además, en tal investigación tuvimos interés en conocer la opinión empresarial en la creación de empleo. Y en caso positivo qué tipo de contratación; y en caso negativo cuáles son las causas. En el ámbito del empresario de alojamiento un 61% considera que se ha creado empleo. Pero a pesar de la buena temporada el 64% del empleo creado fue temporal/tiempo parcial, frente a un 11% que considera que la contratación fue indefinida/fija, mientras una cuarta parte (25%), cifra relativamente positiva, accedió a la categoría de fijo discontinuo. A tal realidad negativa, escasa estabilidad y calidad del empleo creada, hay que añadir las causas de la no creación de empleo, que no son coyunturales (la temporada fue buena) sino estructurales (modelo de producción): un 80% porque considera que el personal es suficiente y/o que se contrata según necesidades. En el empresariado de oferta complementaria disminuye el índice de creación de empleo (51% positivo y 47% negativo). El 80% considera que la contratación es temporal/tiempo, y el mismo porcentaje da como motivo de la no contratación que el personal es suficiente y que en su caso se contrata según necesidad.

En resumen, a pesar de los pesares, hemos tenido una buena temporada en ocupación y precios. Es imprescindible repensar nuestro modelo turístico. A pesar de una cierta expansión y de los esfuerzos e iniciativas de parte del empresariado turístico, la temporada intensiva se sigue concentrando en escasos meses, con sus consiguientes costes sociales: inestabilidad y escasa calidad del empleo creado. A su vez la recuperación de determinados destinos turísticos alternativos que ofrecen productos vacacionales con precios más bajos hace necesario emprender nuevas actividades empresariales complementarias a la propiamente turística que creen una actividad más estable. Tenemos los mimbres para hacerlo.

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