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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

Las clases medias, objeto de deseo electoral

Iniciado el proceso electoral quien más quien menos pretende seducir a lo que de una manera imprecisa se ha denominado "centro político". En realidad se trata de unos amplios colectivos, de naturaleza no necesariamente homogénea, de contextos urbanos, de profesiones y ocupaciones múltiples y diversas, de difícil catalogación ideológica, enrollados de manera prioritaria en sus quehaceres y necesidades próximas. En definitiva, se trata de una mayoría social, con frecuencia silenciosa, pero que puede dar y quitar mayorías políticas. Y se tiende a identificarlas con las denominadas clases medias, sin las cuales es difícil obtener resultados electorales relevantes. Por tal razón las clases medias urbanas tienden a ser objeto de oscuros deseos de las diversas organizaciones políticas que, ¡no faltaría más!, se autodefinen como de centro-derecha, de centro-izquierda o transversales, independientemente de cuál sea su real naturaleza.

Con el boom turístico se produce un cambio radical en Mallorca, en nuestros modos de vivir y convivir. Dejamos de estar "aislados" en un tiempo y espacio concreto, para tener que "abrirnos" con mayor o menor éxito a un tiempo y espacio global. Cambiamos de modelo social rompiendo con la Mallorca de tintes feudales, con una burguesía que comienza a surgir, unas nuevas clases medias pujantes. El bienestar y el progreso parecen haberse instalado entre nosotros. Y tal pujanza posibilitaba participar de un modelo social abierto. Dominaba un optimismo casi antropológico al observar y comprobar que eran posibles "ascensos sociales" relevantes relacionados con las dos actividades "claves", el turismo y la construcción.

Con la crisis política y socioeconómica tal modelo entró en crisis. La sociedad se polariza, la clase media (la vieja y la nueva) se resquebraja, instalándonos en una significativa inestabilidad personal, familiar, profesional€ Nuestro modelo social pierde su carácter inclusivo y transversal e impone riesgos de exclusión, que afecta especialmente a las generaciones jóvenes. Un mercado personal y laboral donde la norma es la movilidad y la inestabilidad. Mientras se evaporan sus perspectivas y proyectos tanto de índole personal (emancipación, estabilidad profesional) como de índole colectivo (reivindicación Mallorca con sus propias raíces como lugar de referencia y convivencia, sin dejar de ser cosmopolitas).

Pero las clases medias, a pesar de su profunda crisis, mantienen unos "valores", que configuran su complejo quehacer cotidiano, plurales y abiertos distanciados de los conservadores. Desde tal perspectiva los partidos de derecha de talante conservadora, PP/Cs, pueden mostrar ciertas debilidades, y la izquierda progresista podría verse beneficiada. Pero donde se juega el voto de las clases medias es en las propuestas socioeconómicas, macro y micro, que cada partido pueda ofrecer como garantía de recuperación unos índices significativos de bienestar, accesibilidad a puestos de trabajo (especialmente para los jóvenes) estables y dignos€ Pero si tales alternativas no se proponen (o no son creibles) segmentos significativos de las clases medias pueden ser caladeros de voto por parte de los partidos de extremaderecha (Vox€)

En Balears también el bipartidismo cerrado y las mayorías absolutas forman parte el pasado. En nuestra Comunidad conviven los partidos de ámbito estatal (populares, y socialistas) con los de disciplina autóctonos (Més, El Pi, Esquerra Republicana...). El voto de los primeros, además de sus propias virtudes y propuestas, dependerán en parte de la evolución política de sus partidos de referencia. Los partidos autóctonos tienen raíces diversas: MES de raíz nacionalista y talante progresista; y el Pi de raíz regionalista y autodefinido como centrista. Se configuran dos bloques: Uno PP/Cs (tanto monta, monta tanto); y dos PSOE/MES, Podemos. Y El Pi deambulando entre unos y otros. La decisión final del voto dependerá de la credibilidad de los partidos y candidatos. Las clases medias siguen (y seguirán) siendo el oscuro deseo de todos los partidos. Su voto puede ser decisivo, pero hoy por hoy no es cautivo de nadie.

En mi próxima colaboración me "mojaré". Sin encuestas previas intentaré un diagnóstico de las dos posibilidades de mayorías.

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