Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

Los poderosos se libran del terror

Un autocar negocia una rotonda, en el mismo instante en que el conductor recibe una llamada para comunicarle que el firme desliza por culpa de un vertido de aceite en el asfalto. Al contestar a la comunicación, el profesional se descuida, patina y el trasto sufre un aparatoso accidente con el victimario de rigor. Un exceso de seguridad mal entendida causa más catástrofes que una elegante despreocupación. Los expertos en aviación predican que no se debe sobrecargar a los pilotos con instrucciones previas, en contra de lo que exige la plebe a cada catástrofe. Hay que fijar la atención con las maniobras esenciales.

Viajemos ahora a Toronto, no necesariamente en autocar. Se afirma con notable certidumbre que el conductor de una furgoneta que este año mató deliberadamente a diez personas en la ciudad canadiense no era yihadista. La pregunta correcta plantea si hubiera procedido a un crimen de esta naturaleza, de no haber contemplado los ataques islamistas con vehículos pesados en Niza, Berlín o Barcelona. Una vez establecida la conexión, recordemos que la urbe citada albergaba aquellos días una cumbre de ministros de Asuntos Exteriores del G7. Ninguna acción violenta podía afectarles, se mueven en condiciones inexpugnables.

A excepción de Nigeria, donde hasta cuatro jefes de Estado han sido asesinados desde su independencia, los magnicidios son cada vez más infrecuentes en el planeta. Sin embargo, la matanza de Toronto demuestra que se puede lograr el mismo efecto actuando en las proximidades de la sede de un encuentro de dignatarios. Reina un desequilibrio evidente en la seguridad, los ciudadanos corrientes se han convertido en la infantería inerme de la lucha contra el terror. Soportan las consecuencias de un reparto poco equitativo de los recursos. Si hoy se dice que ha muerto una persona en atentado, la probabilidad abrumadora apunta a que se trata de un civil sin conexión alguna con la reivindicación de los terroristas, tal vez un simpatizante con su causa. De modo que aléjese de las cumbres de poderosos. O aléjelas de usted.

Compartir el artículo

stats