Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Marga Vives

Por cuenta propia

Marga Vives

'Show me the money'

En el mundo real la oposición entre el bien y el mal no está clara. Según el creador de The Wire, David Simon, el sistema en sí "se basa en la corrupción". Ser corrupto es una actitud, por muy ingenuo que se proclame uno. Jaume Matas ha confesado su culpabilidad en el caso Over, pero una vez más matiza esa confesión declarándose traicionado. Ha necesitado una veintena de causas judiciales para, como dice él, "aprender la lección" de que el dinero siempre deja pistas.

El manejo fraudulento del poder en Balears durante la primera década de los años 2000 nos trae el territorio emocional degradado de hoy, donde la desconfianza es un estigma que ya anticipó Rosa Estarás tras destaparse la trama del Consorcio de Desarrollo Económico que presidió Josep Juan Cardona cuando era conseller de Industria. Cardona cumple una de las mayores condenas de cárcel impuestas hasta la fecha a un político, 16 años, por el desfalco de 8 millones de euros. Tras el estallido del caso Scala, la entonces presidenta del PP balear compareció con Ana Mato -que después fue imputada en el caso Gürtel- y dijo aquello tan premonitorio de "no pongo la mano en el fuego por nadie". Contradictoriamente, su partido sí lo hizo, y se quemó al posponer sus responsabilidades políticas. Hoy nos llega una confesión diferida que demuestra que esa pretensión de luchar "contra cualquier atisbo de corrupción" era en realidad otro fraude.

Matas pretenderá no haber sido consciente, pero todos fuimos testigos de cómo su figura se iba entronizando, desde el famoso "hágase" hasta el coqueteo cortesano con la mismísima familia del rey. Sus pomposidades le delataron; Baltasar Garzón subraya que sus "gastos suntuarios que rozaban el ridículo" pusieron fácil a los investigadores tirar del hilo. El juez se pregunta qué mueve "a un servidor público, con un sueldo más que razonable y unas perspectivas de futuro espléndidas" a sacrificar todo eso por un coche último modelo, relojes de marca o un palacete en el centro de Palma. ¿Qué indujo a Jaume Matas a exponer de este modo su carrera política y profesional, su estabilidad familiar y su futuro?

Los escándalos judiciales han diezmado prematuramente para la vida pública a toda una generación de dirigentes de las islas y tejen la genealogía de un cortijo, una fórmula de relación entre los políticos y los ciudadanos que había sido tradicional aquí y de la hoy bebe el populismo. Al escuchar al ex presidente reconocer los hechos delictivos, todos nos preguntamos qué mejor no habría sido hoy esta tierra de ricos muy ricos y pobres paupérrimos si él hubiera puesto al servicio del pueblo ese mismo talento para el regateo que exhibió con empresarios y demás poderosos.

En la prehistoria de los casos Nóos, Over Marketing, Scala o Andratx, el escándalo de los votantes argentinos censados en Formentera, o las acusaciones de espionaje electrónico de Bitel cuando internet era ciencia ficción, parecen un juego de niños en comparación con el nivel de pericia que se fue adquiriendo con la prevaricación, el cohecho o la malversación de fondos públicos. Como el exalcalde de Andratx, Eugenio Hidalgo, que comerció, sin complejos ni éticas que valgan, con licencias en suelo protegido que aún no sabemos lo que nos costarán en indemnizaciones. Esta semana los tribunales han fallado que el ayuntamiento tendrá que pagar 14 millones de euros a los promotores de una urbanización de lujo en Montport. Durante la pasada legislatura, el PP trató de legalizar algunos de estos proyectos por la vía de la ley Company.

¿Qué habría pasado si Mapau o Bitel hubieran detenido la carrera meteórica de Matas? En el caso Formentera, uno de los magistrados del TSJB advertía de la existencia de un plan "programado (?) de manera torticera" para captar votos. El caso terminó reducido a una irregularidad cometida por funcionarios, pero hoy, a la luz de los acontecimientos posteriores, es difícil creer que ese plan no existió. A muchos de los políticos procesados la sensación de impunidad les veló la mirada objetiva. Y pagan la novatada. ¿Cuánto sopesaron el riesgo Maria Antònia Munar, Jaume Matas, Iñaki Urdangarin? ¿Les valió la pena?

Según Simon, The Wire es una metáfora que rompe el mito "de que trabajando decentemente se puede llevar una buena vida y ser feliz". Muchos nos empeñamos en seguir intentándolo. Todo es cuestión de elegir pero, tarde o temprano, el rastro del dinero nos lleva a una u otra parte y nunca a las dos a la vez.

Compartir el artículo

stats