Diario de Mallorca

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Desde la última tribuna que le ha concedido su gira por Norteamérica, el presidente Sánchez ha exhortado a sus ministros a que aguanten un año más sin ceder a la tentación de tirar la toalla. Suele ser común que los presidentes en ejercicio quieran sostener la moral de sus colaboradores y el mensaje que le mandó Rajoy por el móvil en su día a Bárcenas —"Luis, sé fuerte"— ha pasado a ser el mejor ejemplo de los ánimos dados a toda costa. Pero que se dé la consigna de aguantar al gabinete entero resulta un tanto insólito. No menos, la verdad sea dicha, que tener que aceptar la dimisión de dos ministros antes de que transcurran los primeros cien días de gobierno mientras otros dos ministros más están en la cuerda floja.

¿Aguantarán Dolores Delgado y Pedro Duque un año entero bajo las presiones que reciben cada día? El presidente les ha animado a hacerlo poniéndose él mismo como ejemplo de la frase proverbial hecha célebre: quien resiste, gana. Lo que sucede es que esa sentencia no pasa de ser una obviedad: sólo llega al final quien aguanta toda la carrera, así que mantener las posibilidades de éxito pasan por resistir cuando todos los demás abandonan. Pero llega un momento en el que no queda tan claro no sólo si uno puede resistir sino si merece la pena hacerlo a un coste tan alto.

El propio presidente sostuvo no hace tanto tiempo —cuando la moción de censura que le llevó hasta la Moncloa— que en Alemania los ministros dimiten en cuanto son pillados en falta, dando a entender que sería bueno que en España sucediese lo mismo. Semejante mandato de talante no tanto moral como político es, de hecho, la antítesis de lo que ahora esgrime Sánchez como la estrategia deseable, la de aguantar. Con el añadido, un tanto irónico, de que lo que llevaba a los ministros alemanes a irse era que les descubriesen plagios en sus tesis doctorales.

Darle la vuelta a los argumentos es bastante corriente en el tránsito que va desde la oposición al gobierno. Todos los presidentes hacen uso de ese mecanismo de supervivencia que supone el olvidar lo dicho cuando resulta conveniente. Pero la orden dada desde California de aguantar a toda costa durante doce meses nos da una pista acerca de cuál es el programa que guarda Sánchez en su cajón de mando. Es él quien se muestra dispuesto a resistir, incluso si los presupuestos nuevos del Estado no se aprueban y ha de gobernar todo un año más con los que le dejó el Partido Popular como herencia forzosa. Ministro tras ministro, podría caer el gabinete entero que eso no tendría por qué llevarnos a un adelanto electoral. Era el órdago lanzado por el presidente a los nacionalistas catalanes y vascos, la amenaza de que sin nuevos presupuestos convocaría elecciones, el que trazaba una línea roja. Pues bien; ahora resulta que tampoco tiene por qué ser así. Desde la universidad del Sur de California, Pedro Sánchez nos ha dejado claro que va a aguantar todo un año.

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